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martes 30 de abril del 2024

Ser docente en la Universidad pública

Según pasan los días de paro docente en las Universidades Nacionales, en nuestro caso la Universidad Nacional de Rosario, puedo percibir por lo menos dos fenómenos a nivel social. Uno es el apoyo de muchas personas, particularmente de quienes se han graduado en la UNR, y otro es el descontento de personas afectadas (estudiantes o padres de alumnos de escuelas medias dependientes de la Universidad) que no llegan a dimensionar el alcance de la medida, cuyo reclamo no se agota en los salarios. Para una comprensión exhaustiva del mismo, es suficiente con prestar atención a las expresiones gremiales publicadas por diferentes medios y páginas institucionales. Lo que yo quiero transmitir en esta nota, es un pequeño recorte de esa realidad, acotado a lo que implica trabajar en docencia universitaria, a fin de que quienes no estén interiorizados puedan conocer algo más al respecto.

Alguna vez una amiga me dijo que no entendía lo que pretendíamos cobrar los docentes universitarios (independientemente de los ajustes inflacionarios), porque a su entender íbamos pocas horas en la semana a la Facultad. Me encontré entonces describiéndole qué es lo que se pone en valor a la hora de percibir un salario docente en la Universidad Nacional.

En primer lugar, es preciso saber que para ocupar un cargo rentado en docencia universitaria es preciso haber obtenido un título universitario de grado; luego, en gran parte de los casos, haber obtenido el título de Profesor Universitario en la disciplina (en mi caso ese título lo obtuve estando ya en la carrera docente, en la época que ingresé no era requisito), y en el mejor de los casos, es preciso aprobar un Concurso público y abierto de Oposición y Antecedentes para ingresar como docente ordinario a la planta estable. Digo en el mejor de los casos porque no siempre se realizan los concursos, lo cual lleva a la precarización laboral de los trabajadores docentes, entre otras cosas.

Para presentarse y aprobar un concurso (ganando o no un cargo según cuántos hayan disponibles para concursar), se deben reunir una serie de antecedentes organizados en torno a los ejes que nuclean las funciones y obligaciones del docente universitario, y que se evalúan a lo largo de toda la carrera docente, ya que una vez que se toma posesión de un cargo por concurso, el docente será evaluado cada cinco años para su permanencia en el cargo, a saber[i]:

  • Docencia: preparación y desarrollo de la actividad docente (planificación, conducción y evaluación de los procesos de enseñanza aprendizaje). Toma de exámenes. Horarios de consulta. Reuniones de cátedra y departamento. Orientación a alumnos en investigaciones.
  • Formación: formación y actualización permanentes para sostenerse en funciones. Cada evaluación periódica considera sólo lo realizado en los últimos cinco años.
  • Investigación: participación en la producción de conocimientos, a través de proyectos de investigación, publicaciones de artículos en revistas científicas, libros, etcétera.
  • Extensión: las tareas de extensión universitaria implican la interacción con la comunidad, a fin de vincular críticamente los saberes populares y académicos[ii].
  • Gestión institucional: misiones de responsabilidad y representación institucional.

Cabe destacar, que la gran mayoría de los cargos se distribuye entre dedicaciones simples y semiexclusivas. Son muy pocos los docentes con dedicación exclusiva. En diversos medios han circulado las tablas de carga horaria y salario según las dedicaciones, pero para que nos entendamos, con un cargo de dedicación simple (como son los míos por ejemplo), uno claramente no puede vivir de la docencia universitaria, sino que la principal fuente de ingresos debe provenir de la actividad profesional. No obstante lo cual, todos los ejes expuestos deben ser desarrollados permanentemente, si bien algunos no son reglamentariamente exigibles para la sustentabilidad de los cargos de dedicación simple, como la investigación, la realidad es que son evaluados a la hora de concursar aunque el cargo que se concursa sea simple.

Hace un tiempo atrás, participé durante largos años como colaboradora en Argentina de una investigación sobre Ansiedad Social radicada en la Universidad de Granada (España). El director del proyecto, no podía comprender por qué a mí me costaba tanto disponer del tiempo para aplicar las doscientas (200) encuestas que me solicitaban, siendo docente universitaria. Les costaba muchísimo entender que si bien estudiamos, hacemos posgrados, nos actualizamos, hacemos actividades de extensión, e investigamos ( todo costeado con nuestros bolsillos); no vivimos de la docencia universitaria. Yo le decía que además de dar clases en las facultades, yo tenía que atender muchos pacientes en el consultorio para mi sustento económico, y terminaba ocupándome de las encuestas para la investigación durante los fines de semana.

En mi caso, los horarios de clases en las dos facultades (Psicología y Ciencias Médicas), me ocupan algunas horas de cuatro tardes por semana frente a alumnos, y  muchas horas en casa preparando, corrigiendo, estudiando, o haciendo todas las tareas descriptas.

Como la  gran mayoría de los docentes universitarios – y quienes lo sean y lean esto se van a sentir identificados – destino también muchísimas horas de mi “tiempo libre” para formarme, investigar – cuando participo en algún proyecto-, desarrollar tareas de extensión (como por ejemplo el trabajo en el Programa Universidad Abierta para Adultos Mayores de la UNR), hacer cursos de capacitación o actualización, asistir a congresos, etcétera.

Es habitual entre docentes universitarios, un sábado a la tarde, o un domingo, estar terminando una publicación, una tesis, cargando datos de una investigación, o estudiando… no es una queja, porque en general nos apasiona hacerlo, pero no siempre disponemos del tiempo de descanso o recreación suficientes para sostener lo que implica ser docentes universitarios. Mi familia, mis amigos y los de todos los docentes de nuestra querida UNR, saben de qué hablo. El apoyo del entorno se vuelve crucial para sostenerse y avanzar, en el compromiso profundo de ofrecer lo mejor para la formación de profesionales en cada una de las unidades académicas que componen la UNR.

Esta vez extendemos el pedido de apoyo a un poco más que la paciencia de nuestros seres queridos, esta vez pedimos a la sociedad que apoye la lucha para que la Universidad siga funcionando de la mejor manera posible.

[i]https://informedocente.unr.edu.ar/doc/ORD_651yAnexo.pdf

[ii]http://www.extensionunr.edu.ar/