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martes 30 de abril del 2024

Fuga de gas en hospedaje de abuelos: «Si yo no apagaba la luz, volábamos todos como en calle Salta»

Una taza de té y un baño caliente. Tan simple y reconfortante, más aún en días fríos y lluviosos que tiñen de gris a la ciudad. La combinación es una caricia para todos los abuelos, menos para aquellos que viven en el hospedaje de Presidente Roca al 500. Una importante pérdida de gas irrumpió su tranquilidad este viernes, dejándolos sin servicio todo el fin de semana. Además, un riesgo de derrumbe amenaza aquella estructura que ellos llaman hogar. Desde entonces, buscan respuestas pero solo encuentran imprudencia e ignorancia. Rosario Nuestro se acercó al lugar donde la encargada relató la situación, destacando que si ella no tomaba cartas en el asunto “todos volaban como en calle Salta”.

Una fuga invadió de olor a gas cada rincón del hospedaje este viernes, llevando preocupación no solo a sus huéspedes sino también a los vecinos de la cuadra. Karina, encargada desde hace cuatro años, decidió llamar a un gasista pero, según su testimonio, se presentaron dos: uno matriculado y otro que no. “La señora que está afuera lo mandó”, detalló sobre este último trabajador. Mientras tanto, una mujer afirmaba ser la dueña desde la vereda de la propiedad.

La encargada insistía en encontrar la fuga pero la aparente propietaria cuestionaba realizar perforaciones en la pared. “<Te haces cargo vos si la rompen>, me dijo y nos encontramos con un agujero en un caño de cien años, junto a un cable de la luz y un caño de agua”, narró Karina, quien apoyaba sus declaraciones con filmaciones del momento. “Si yo no apagaba la luz, volábamos todos como en calle Salta. Evité todo eso, está todo grabado acá”. Los abuelos quedaron entonces sin gas y sin explicaciones.

 

Durante el fin de semana, vecinos se acercaron con agua caliente para compartir en el hospedaje un té o un café con leche. “Acá hay gente mayor de hasta 80 años, abuelos grandes que no pueden caminar”, detalló la encargada. Una puerta antigua de color marrón dio inicio al recorrido, un policía escribía en una mesa del hall de entrada. Cada habitación era una parada y todos coincidían en reclamo y relato.

Este lunes la situación no solo continúo sino que empeoró. La encargada radicó una denuncia en Fiscalía tras ser amenazada por parte del concubino de quien dice ser la dueña. Dicho hombre es ferretero y, según precisó, su negocio está enfrente del lugar. A su vez, fue él mismo quien se presentó con el mismo gasista no matriculado del viernes. Su solución era “conectar una garrafa de 15 kilos con una cañería de gas clandestina”. La pensión está formada por tres casas individuales que, a pesar de contar con medidores distintos, comparten uno mismo.

Por este motivo, el 911 acudió al lugar a raíz de dos llamados realizados por la misma persona. Desde el Ministerio de Seguridad, precisaron que uno de ellos era con motivo a que un sujeto quería entrar a realizar una conexión de gas y que, por recomendación de Fiscalía y Litoral Gas, ante la situación debían llamar al teléfono de emergencia. El segundo detallaba que este mismo hombre tenía una prohibición de acercamiento hacia una persona que reside en el lugar. De todos modos, el móvil no encontró incidencias y no registró denuncia formal.

A la par, los aparentes propietarios amenazaban a los vecinos del lugar: “Yo le dije que a mi no me amenace porque lo que estoy haciendo es para el bien de la gente”. Así, la encargada consiguió por sus propios medios garrafas y calefones en pos de una respuesta temporal. De los verdaderos dueños ni noticias, solo aparecen en papeles que generan más dudas. Según su relato, un acta municipal constata que el lugar está en orden  pero mientras cada abuelo paga $3000 para tener un techo, donde viven en condiciones inseguras. Solo buscan y exigen una cosa: más controles por parte la Municipalidad.