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martes 30 de abril del 2024

Pandi: el polémico negocio detrás de los muñecos de los Juegos Olímpicos de la Juventud

No todo es lo que parece en los Juegos Olímpicos de la Juventud que se disputan en Buenos Aires. Las cámaras muestran los estadios repletos, el público haciendo fila, lo prolija que está la Villa Olímpica, lo bien organizado que se encuentran los parques; pero hay algo que pasó desapercibido: la historia detrás de Pandi, la mascota oficial de la competencia. Desde arranque, el muñeco se vendía a un precio mayor a lo estipulado y está rodeado de irregularidades.

Pandi es la mascota oficial de los Juegos Olímpicos de la Juventud, un yaguareté («panthera onca») y su nombre surge de la combinación de las palabras «PANtera» y «DIgital». Por eso siempre va con un hashtag delante, para darle identidad y adecuarla a estos tiempos de redes sociales. La sonrisa constante y sus pasos de baile, sin embargo, esconden una polémica que se dio a conocer en las últimas horas. Se conocieron irregularidades en la licitación y una resticción en la venta del felino animador.

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El peluche de Pandi se les entrega a los deportistas que ganan medallas en las distintas disciplinas de los Juegos Olímpicos de la Juventud y desde un principio también iba a estar a la venta para el público, pero un escándalo se generó en torno a la empresa licenciataria de los muñecos de la mascota.

La única empresa que se presentó a la licitación para importar los muñecos tuvo las intenciones de poner el peluche a la venta pero finalmente no lo fue. Quiero Ver Guita SRL que fue la empresa licenciataria de los muñecos cotizó sus servicios en  2.047.680 de pesos, un 35 por ciento por encima de lo que debía pagarse, y no pudo sacar los peluches de la Aduana porque los había rotulado como “guirnaldas”, para evitar el pago de aranceles que corresponde a un juguete. Pandi aparecía en listas de souvenirs a 1500 pesos pero luego apareció tachado.

Las irregularidades fueron denunciadas por el periodista Ernesto Rodríguez en su portal Ephecto Sports. La empresa Quiero Ver Guita pertenece a Carlos Germán Eguía y fue inscripta ante la AFIP en 2008 para la compra, venta, fabricación, distribución, exportación e importación, de productos de vestimenta, calzados, marroquinería, sombrerería, accesorios y productos de la industria textil. Según lo que denunció Ernesto Rodríguez,  “no es la primera experiencia como proveedor del estado porteño de Eguía, quien en enero de 2015 –con Mauricio Macri como jefe de Gobierno– fue contratado para armar el stand del Ente de Turismo de la Ciudad en el Festival Nacional de Folklore en Cosquín, a cambio de 245.696 pesos”.

«Lo llamativo de la licitación es que la Ciudad había cotizado cada peluche en un valor de $300 (unos 11 dólares en ese momento), un monto que en el ramo textil suena abultado ya que desarrollar un modelo del tamaño regular en una empresa china y replicarlo en cantidad cuesta no más de dos dólares por unidad. Además, la Ciudad contemplaba un monto adicional de un millón de pesos para establecer los puestos de ventas de productos de merchandising en las diferentes sedes. Lo llamativo del caso es que UPEJOL terminó aceptando la solitaria oferta de Eguía, quien cotizó sus servicios en $ 2.047.680, un 35% por encima de lo que debía pagarse» marcó @EPHECTO (Ernesto Rodríguez) en su portal.

El valor de «Pandi» era de $1500, en el comienzo de los Juegos, apareció en las listas de precios de los souvenires. Con el correr de los días, como nunca pudo salir de la Aduana, el peluche fue tachado y los vendedores de los distintos puestos de merchandising no sabían que decir al ser consultados por la venta de estos muñecos.

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Por el escándalo que se produjo por estas irregularidades marcadas por EPHECTO, la organización de los JJOO aclaró que fue una «desinteligenca». La idea era que el peluche sólo sea entregado a los deportistas que se consagraban y no ponerlos a la venta.

“Nuestro objetivo fue regalar las mascotas a los atletas que ganaron medallas y a la Familia Olímpica. Tenemos todas las mascotas que aún no fueron entregadas en nuestro centro de logística”, explicaron los organizadores. La AFIP y la Aduana respaldaron la versión de las autoridades a cargo de la competencia olímpica.

“La única figura fue importarlos a nombre de Ciudad y sin comercialización. Porque tampoco cumplía con nada de la reglamentación. Por eso la Secretaría (de Comercio) autorizó la importación sin fin comercial y al sólo efecto de entrega en las premiaciones y miembros del COI”, confirmó la AFIP.

“Esos peluches solamente se pueden entregar como regalo o presente a los deportistas porque no pueden tener una finalidad comercial”. Y agregó: “Se los importó en nombre del Gobierno de la Ciudad, con previa autorización de la Secretaría de Comercio sólo para ese fin”.