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sábado 27 de abril del 2024

Mitos y verdades sobre la nutrición en los niños

  1. Los niños necesitan más nutrición que los adultos.

Verdadero: los alimentos ricos en agua, fibra y proteína contienen más nutrientes por caloría que cualquier otro alimento. Un niño sano optimiza el crecimiento y el desarrollo con las vitaminas, minerales, proteínas y grasas más esenciales que hay.

Algunos chicos también necesitan muchas calorías. La investigación ha demostrado con claridad que la mejor manera de aumentar el aporte calórico es a través de las grasas integrales, no mediante almidones o azúcares. Se puede conseguir mediante postres sanos o aumentando la ingesta de alimentos con grasas saludables como: palta, coco, cacao, semillas de lino o de chía.

  1. Los hábitos que adquirimos durante la infancia no nos afectan toda la vida.

Falso: los hábitos que aprendemos cuando somos niños se quedan con nosotros. Cuando enseñamos hábitos saludables a nuestros hijos, les facilitamos la tarea de mantenerse delgados y sanos durante el resto de su vida.

  1. Los chicos no son susceptibles a tener problemas de alimentación.

Falso: los almidones y los azúcares son mucho más agresivos que los alimentos sanos. Liberan energía de corta duración, lo que provoca un pico de energía seguido de un letargo duradero. Los niños aún están en pleno desarrollo mental y emocional, por lo que estos altibajos les afectan por partida doble; por eso se suben por las paredes y les cuesta concentrarse cuando comen almidones y azúcares.

A los niños con problemas de déficit de atención con hiperactividad suelen recetarles una alimentación más sana porque garantiza un aporte energético lento y constante que facilita un estado de ánimo y una conducta óptimos.

  1. Los adipocitos se quedan para siempre.

Verdadero: Una vez que se han formado, es imposible liberarse de los adipocitos; lo único que podemos hacer es reducir su tamaño. Por eso es tan importante que ayudemos a nuestros hijos a evitar el exceso de grasa. Una vez que el niño ha desarrollado adipocitos nuevos, tendrá más dificultades para mantenerse delgado durante el resto de su vida porque no desaparecerán jamás. Pueden reducirse, pero predispondrán al niño a almacenar un exceso de grasa corporal. De hecho, la Asociación Americana de Cardiología concluyó que entre el 70 y 80% de niños con sobrepeso seguirán teniéndolo el resto de su vida.