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miercoles 08 de mayo del 2024

Más de 50 días sin colectivos: la odisea de tres rosarinos para llegar al trabajo en medio del paro

El conflicto entre la UTA, las empresas y el Estado atraviesa una segunda etapa, que se pone cada vez más álgida y va por las 27 jornadas consecutivas sin servicio. Amparo, Inés y Mauricio cuentan cómo se las ingenian para cumplir con sus obligaciones.

Desde que se decretó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) por la pandemia del coronavirus, Rosario contabiliza 53 días sin colectivos a raíz de un reclamo salarial de los choferes. El conflicto entre la UTA, las empresas y el Gobierno atraviesa una segunda etapa, que este lunes va por las 27 jornadas consecutivas y se pone cada vez más álgida. A los conductores se les adeuda el 50 por ciento de los haberes de junio y el aguinaldo.

La problemática trasciende las fronteras políticas y gremiales y afecta a miles de personas, a las que cada vez les resulta más difícil llegar a sus trabajos. Lo mismo sucede con propietarios de pymes, que deben afrontar los gastos de medios de transporte alternativos para que las empresas sigan funcionando, en medio de una crisis económica de dimensiones. A continuación, el relato de tres rosarinos que hacen malabares para trasladarse.

Amparo

Amparo tiene dos trabajos y sí o sí se tiene que tomar un taxi para trasladarse de uno a otro. «Tengo 25 cuadras de distancia. No me da el tiempo para ir caminando. Bici tampoco porque me da pánico andar por la calle y no me queda otra que taxi. Aparte salgo de noche y tampoco la situación está para andar sola», cuenta la joven de 30 años, al aire del programa El Puente, que se emite por Radio Mitre Rosario y agrega que gasta 400 pesos diarios para cumplir con las dos obligaciones.

«A veces camino un poco para que me salga un poco más barato. Estoy trabajando para pagarme el transporte», admite y agradece que sus padres la ayuden a hacer frente a algunos gastos. «Soy una privilegiada». Amparo piensa que «alguien tiene que hacer algo porque el paro es insostenible», aunque considera que el reclamos es legítimo.

Inés

Inés es empleada de una clínica. En un enorme esfuerzo, sus jefes le pagan el taxi, pero no sabe hasta cuándo podrán hacerlo. Es que sus empleadores ya destinaron cerca de 5 mil pesos en lo que va de julio para que ella pueda trasladarse. «Estoy a 35 cuadras, no puedo ir caminando y hace desde que soy adolescente que no ando en bicicleta. Esto es una locura. Yo no veo que estén buscando una alternativa y hay que hacerlo», sostiene, con algo de enojo.

La mujer reflexiona sobre la medida de fuerza y también entiende que es justo que los choferes hagan valer sus derechos. «Los más perjudicados terminan siendo los de abajo», afirma y observa la reacción en cadena del conflicto, que involucra a trabajadores de otros rubros.

Mauricio

Mauricio es propietario de un bar en el corazón de barrio Echesortu. Todos los días pasa a buscar a dos de sus empleados que cubren el turno noche. «A las 4 de la tarde los busco. Viven en dos puntas diferentes. Yo me ofrecí. Tengo el auto y puedo ir», cuenta el comerciante y añade que para que regresen a sus casas les da la plata para un remís. «Por el momento puedo sostenerlo, pero es estresante, te cansa».

Mauricio cuenta que las circunstancias de cada trabajador son diversas. Algunos residen en puntos recónditos. «Hay una chica que a veces viene en bici y a la noche la busca el marido, pero después otro muchacho es más grande, no puede venir en bicicleta y encima vive abajo del puente Rosario-Victoria», explica movilizado y empático. «Es toda una cadena. Estamos todos muy estresados», concluye.

Audiencia y posible movilización

Lo cierto es que los que tienen la suerte de preservar su trabajo en medio de la crisis sanitaria y económica más trascendente de todos los tiempos ahora cuentan con una preocupación más. Mientras tanto, la UTA Rosario se declaró en estado de alerta y habrá una audiencia con autoridades del Ministerio de Trabajo en las próximas horas que podría definir si encabezarán una movilización que promete ser masiva.