Luego de unas horas de la confirmación de la Conmebol sobre la nueva sede de la Copa América, en Brasil hubo reacciones a favor y en contra a la realización del certamen. La más fuerte fue la de Luiz Eduardo Ramos, ministro brasileño de la Casa Civil (jefe de Gabinete), quien puso en duda la realización del certamen. Pero desde el ente que regula el fútbol sudamericano confirmaron la postura de jugarlo en el país más grande de América del Sur.
«No hay nada seguro, estamos en medio de un proceso. No queremos rechazar un pedido (de ser sede) si podemos satisfacerlo. ¿Por qué Brasil va a ser sede de la Copa América durante la pandemia? Primero, porque fue una solicitud que fue realizada vía Confederación Brasileña de Fútbol, por la Conmebol», manifestó Ramos, que será responsabilidad de la Confederación la definición de las sedes y la negociación con estados y municipios.
De antemano, el vicepresidente, Hamilton Mourao, consideró que es menos riesgosa la organización de la competencia por «la amplitud del país». Por otro lado, el partido de los Trabajadores, del que forma parte el ex presidente Lula da Silva, se mostró en contra de la organización del campeonato. Además, el gobierno de Pernambuco definió que dicho estado no será parte de la competencia.
La presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hofmann, se mostró contra la decisión de albergar el torneo: «¡Y nos enteramos que (el presidente, Jair) Bolsonaro autorizó la realización de la Copa América aquí en Brasil! ¿Esto es serio? ¿En medio de la pandemia, la llegada de la tercera ola, riesgo por falta de camas y suministros y con vacunación lenta? ¡Increíble!».
