Con un rostro de felicidad y de tranquilidad, Javier Biñale, padre de Benjamín, habló con la prensa en las afueras del Hospital de Niños Víctor J. Vilela y contó como es el actual estado de salud del niño de 8 años que recibió un balazo en la cabeza cuando estaba por disputar un partido de fútbol en zona sudoeste.
«Estoy muy contento, sacándome una mochila muy grande que tenía, gracias a Dios ya está fuera de peligro. Hay que esperar los pasos a seguir, va evolucionando rapidísimo, no lo cree nadie. De un principio creí que me iba a ir caminando con Benjamín», dijo Javier. Y agregó: «Él se acuerda que se cayó, pero no sabe con detalles. Sí le dijimos que se golpeó con una piedra, se acuerda todo, que él se desmayó, que él sentía a lo lejos que sus compañeros que decían ‘tírenle agua'».
El papá de Benjamín elogió la atención de los profesionales del nosocomio: «Fue un milagro de Dios. Los médicos actuaron rapidísimo. Me saco el sombrero con el Vilela, estuvieron las 24 horas detrás de él».
En diálogo con los periodistas que lo esperaron en las afueras del lugar, confesó: «Desde el sábado cuando entró él hasta al primera intervención tuve miedo y hasta llegué a pensar lo peor». «Hablamos con la directora que están armando un grupo de psicología infantil para contarle un poco», añadió.
Por último, se refirió al trágico episodio y sostuvo que no está a la caza de quién fue la persona que disparó esa bala: «La verdad que no quiero saber ahora quiénes son los responsables, en mi cabeza no hay venganza ni rencor. Esto va a servir para que la gente que tira un tiro al aire sepa que no sirve, que lo tire abajo o que no lo tire. Pudo haber arruinado mi vida, el sábado tuve mucho miedo de perder a mí hijo».
