Alejandro Travaglini, el surfer atacado por un tiburón durante una competencia, habló finalmente con medios australianos sobre la situación que vivió cuando peleó cuerpo a cuerpo con el animal.
El surfer sólo podía pensar en deshacerse de esa «maldita cosa» y volver a la orilla con vida. Alejandro le pegó una trompada al tiburón para desorientarlo y también lo golpeó con su tabla de surf. Los médicos le informaron que entrará a una segunda cirugía para limpiar y coser las heridas profundas en el pie, el muslo y la pantorrilla izquierda. El hombre expresó que sintió un intenso dolor cuando el tiburón lo mordió en el muslo y que la adrenalina activó la supervivencia. «Sentí que me mordía y me arrastraba un poco. Se soltó y empecé a usar mi tabla como una especie de escudo para evitar que vuelva a morderme», puntualizó. El tiburón cambió de rumbo y volvió a morderlo en otra pierna.
Alejandro admitió que le gritó al tiburón que no lo mate. Mientras tanto como lo golpeaba y empujaba con la tabla. Un amigo de él había visto al animal segundo antes del ataque y fue quien lo ayudó a salir del agua. El surfer lo describió como un regalo del cielo. «Recuerdo haber visto al tiburón frente a mí, dio la vuelta y casi abrió la boca», siguió. Ahí fue cuando metió la tabla en la boca del tiburón para ganar un poco de tiempo. Estaba a 50 metros de la orilla. El surfer dijo que cree que las acciones rápidas de sus compañeros, por el hecho de que le colocaron un torniquete en ambas piernas, le salvaron la vida.
«Cuando me sacaban del agua, miré hacia abajo y tuve una idea de lo que estaba sucediendo y decidí que no iba a volver a mirar hacia abajo», señaló. Las peores heridas fueron en la parte superior del muslo izquierdo, en la pantorrilla izquierda y en el interior de la rodilla derecha. Los médicos afirmaron que no va a tener ninguna secuela que afecte a su movilidad.
