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sábado 27 de abril del 2024

Clarens declaró sobre el matrimonio Kirchner y dio indicios sobre el destino del dinero

El financista Ernesto Clarens pensó que se podía librar rápido de la prisión a causa de los cuadernos K. En esta línea, se comunicó con su abogado y se comprometió a ofrecer un testimonio como arrepentido. De esta manera, supuso que el camino sería más amigable con otros empresarios comprometidos en el expedientes rumbo al juicio oral y público.

No obstante, no todo le fue fácil como creía al también dueño de Invernes en pos de lograr la homologación de su acta como imputado colaborador. Clarens debió confesarle datos determinantes a Claudio Bonadio, juez de la causa. Dicha declaración lo salvó de la prisión preventiva, no solo afirmó que recaudó coimas para el matrimonio Kirchner sino que compartió información sobre el manejo del poder argentino entre 2003 y 2015.

Según comentó el financista en Comodoro Py, la relación con el kirchnerismo inició por el entonces director de la Cámara de la Construcción, Carlos Wagner, en 2005. A su vez, añadió que en una reunión con integrantes de la Cámara de Empresas Vitales charlaron sobre una operatoria que solicitaba su intervención en el cobro de coimas a firmas bendecidas con la adjudicación de proyectos públicos.

En este contexto, detalló que se reunió con el entonces subsecretario de Obras Públicas, José López, quien le brindó indicaciones al respecto. El mismo día de este encuentro se enteraron por boca de Waner que el encargado de recibir los retornos era el secretario privado de Néstor Kirchner, Daniel Muñoz. Luego de este contacto, se comunicó con José López y Lázaro Báez y posteriormente comenzó a funcionar la ruta de las coimas relacionadas a empresas de obras viales.

El mecanismo funcionaba de la siguiente manera: cuando la licitación preveía un adelanto del 20 %, le solicitaba a la firma que tenía la obra un retorno del 10% en efectivo y en un pago. Una vez finalizado el proyecto incluía un anticipo menor, del 10%, el adjudicatario debía retribuir la suma total pero con una pequeña ayuda. Es decir, se le permitía financiar el pago de la coima en múltiples cuotas.

Posterior a la recaudación, se le entregaban los bolsos a Muñoz en un cuarto del Hotel Panamericano o en un edificio de Recoleta, donde residían los Kirchner. Clarens también comentó que no conoce en persona a Cristina Kirchner pero si a Néstor Kirchner y a Julio De Vido, a quienes solo vio una vez en marcos independientes.

Por otra parte, se desvinculó a la selección de empresas que “ganaban” las licitaciones otorgadas por el Ministerio de Planificación. Durante los años que se desempeñó como recaudador, conoció detalles finos sobre el movimiento de dinero. Por ejemplo, comentó que los billetes terminaban apilados en archivos metálicos que estaban escondidos en una bóveda del subsuelo de la casa del matrimonio Kirchner. Uno de los sectores que fue recientemente allanado por la Justicia, luego de la autorización del Senado.

De acuerdo con Clarens, el dinero era transportado en aviones oficiales que partían desde el sector militar Aeroparque con destino a Río Gallegos o a El Calafate. En este sentido, confesó que sospecha que parte de estos fajos terminaron en Venezuela o se encuentran enterrados en algún lugar que desconoce.