En términos boxísticos, graficamos lo que está sucediendo en la ciudad de Rosario dentro del Frente Cambiemos. El favorito, el niño Maravilla, Roy López Molina, no tiene rival y el radicalismo está buscando a uno para que sea el retador. Prefieren a alguien de su talla y con un perfil parecido para que venda el Paper View (PPV).
Hasta hace poco, el competidor ideal para que los flashes apunten hacia la interna del frente Cambiemos era Jorge Boasso. El ex concejal pide varios requisitos para subirse al ring y es por eso que están recorriendo un poco en el resto del ranking de boxeadores para que sea una batalla digna. Quien está dispuesto a dar la talla y el peso, y ponerse los guantes, es el ex edil Martín Rosúa.
Después de un mal trago en su última contienda en Rosario, tiene sed de revancha y puede llegar a ser la sorpresa en este deporte de narices chatas. Siempre es difícil el enfrentamiento ante un rival parecido y tienen cosas en común. Ambos abogados, jóvenes, pintones, rubios y con ambiciones parecidas.
Su entrenador radical tiene que llenar muchos casilleros en cada una de las veladas. Sobre todo desde su decisión de dejar al promotor del Frente Progresista y formar filas detrás de los agentes de Cambiemos. Además, debe definir el sparring para acompañar al candidato al título del gobierno provincial Federico Angelini.
Lo cierto es que Rosúa tuvo un inicio de carrera prometedor, con un Knock Out en primera vuelta, pero después manejó mal sus decisiones y se encuentra fuera de forma tras la derrota. Deberá levantar la guardia y buscar nuevos horizontes. Esta vez, puede que una victoria resonante lo catapulte de cara a las luces enceguecedoras del Palacio de los Leones, cuadrilátero al que todos quieren subir en Rosario.
Boasso es un boxeador ya probado. Compitió contra los grandes y siempre perdió por las tarjetas. Una vez en fallo dividido, y después fue quedando en el camino. Tuvo su último combate en 2015 para ser campeón santafesino, pero no recibió el apoyo necesario y llegó mal entrenado. Pero dicen, por ahí, que le queda una mano por tirar.
Se define seguramente en las oficinas de los promotores según le convenga al niño maravilla y al negocio de la política. López Molina llega invicto con un recorrido envidiable y tiene todo para ser el vencedor. No debe deshidratarse tanto y cuidar su mano vencedora para aplicarla cuando sea necesaria.
El show boxístico debe continuar. Y por eso creemos que puede llegar a ser la pelea más atractiva de las Primarias locales. El ganador puede ser el favorito para enfrentar al caballo del comisario. Pero como se dice, todo retador tiene que ganar antes del límite, si no quedará en el camino y será historia.