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miercoles 01 de mayo del 2024

Satisfacción sexual

Es importante considerar que cuando hablamos de satisfacción sexual, estamos trascendiendo la mera ausencia de disfunciones sexuales. Es decir, una persona puede desarrollar sin inconvenientes su respuesta sexual en las distintas fases de deseo, excitación y orgasmo, y sin embargo no experimentar satisfacción sexual.

La satisfacción sexual se entiende como la resultante de una evaluación subjetiva respecto a la propia vida sexual, algunos autores la definen como “una respuesta afectiva que surge por la evaluación de los aspectos positivos y negativos asociados a las propias relaciones sexuales” (Byers, Demmons y Lawrance, 1998, p. 268) e incluso llegan a considerarla como una última fase de la Respuesta Sexual Humana.

Algunas investigaciones (Parish et al., 2007) señalan cinco factores que inciden en la satisfacción sexual, a saber:

  1. Variedad de prácticas y técnicas sexuales, frecuencia de encuentros, de orgasmos, y la participación en actividades sexuales no coitales
  2. Aspectos socio-emocionales de una relación, la satisfacción sexual se relacionaría no sólo con el deseo sexual sino con la satisfacción global en otros aspectos del vínculo
  3. Conocimientos, actitudes y valores hacia la sexualidad (actitudes conservadoras, creencias negativas asociadas al sexo, escasos conocimientos acerca de la sexualidad y/o poca asertividad sexual se asocian con baja satisfacción)
  4. Salud y vitalidad, los procesos de salud enfermedad impactan en la sexualidad y la escasa vitalidad también se relacionan con baja satisfacción sexual;
  5. Barreras ambientales, como la falta de privacidad o espacios de intimidad, disminuyen la satisfacción sexual.

Lo cierto es que experimentar orgasmos, no es garantía de satisfacción sexual, del mismo modo que puede existir satisfacción independientemente del orgasmo, y por supuesto, del coito. Culturalmente estamos acostumbrados a asociar la actividad sexual con la genitalidad y particularmente impera un coito-centrismo (que deviene a su vez de la heteronormatividad) que nos orienta a dejar de lado el universo más rico de la sensualidad.

La puesta en juego de los propios factores de fantasía, es decir, de aquellas ideas que nos resultan más estimulantes, y la exploración sensorial por fuera de la genitalidad, potencian el erotismo que es absolutamente subjetivo.

La satisfacción sexual puede abarcar diversos significados en función de lo que implica para cada uno,  pero siempre es multifactorial, la experiencia sexual y sensual está atravesada por el deseo, que no tiene un satisfactor pre determinado, y que depende de la configuración personal del mapa de amor que cada uno construye a lo largo de su desarrollo psicosexual. El autoconocimiento es el primer paso para configurar los escenarios que para cada uno hagan posible la satisfacción sexual.