Diciembre es, para muchos, uno de los meses más estresantes del año. Las personas intentan hacer un balance anual en muchos aspectos, lo que termina opacando la alegría de fin de año.
Desde el punto de vista de la psicología, en diciembre se produce un abanico de emociones en el mismo momento y aparecen las cosas negativas o no tan alegres, como puede ser, la ausencia física de un familiar. Por otra parte, en términos generales, las personas suelen pisar el acelerador para concretar las cosas no resueltas durante el año, lo que también influye al estrés de diciembre.
“Históricamente se ha dicho que diciembre es estresante por un montón de cuestiones, pero entre ellas, porque internamente se produce una especie de remoción de las emociones. Diciembre de alguna manera tiene que ver con las fiestas, con el reencuentro familiar, y es ahí donde aparecen con muchas fuerzas las ausencias, las presencias, y todo lo que ha ido ocurriendo en el año y en la vida”, explicó Jorge Garaventa, directivo de la Federación de Psicólogos de la República Argentina, en una entrevista con el programa El Puente, que se emite por Radio Mitre Rosario.
En la misma línea, siguió: “Diciembre es un mes emocional muy fuerte, y ese movimiento se traduce en sensaciones, que además están acompañadas con que pretendemos hacer todo lo que no hicimos durante el año para cerrarlo bien”.
Garaventa detalló que, en rangos generales, desde la psicología observan que cuando las personas se aproximan a cerrar el año “algo se empieza a pintar de distintos colores internamente: lo que se habla mucho del espíritu navideño, se lo nombra como una cosa positiva, y si bien tiene su parte positiva, también tiene su parte en esta cuestión donde uno empieza ver este rompecabezas interno que es el transcurso de la vida de cada uno, cuáles son las piezas que se han ido cayendo, que se gastaron, cuales no están y las nuevas”.
En diciembre “hay una especie de alegría en un marco entre nostálgico y melancólico. No podemos hablar de una situación de que uno diga ‘que bueno, llegó navidad y estamos todos felices y contentos’, siempre hay algo, un fondo de cocción que tiene que ver con historias de vida, de que uno crece, pierde cosas, y se aleja de gente”, describió el psicólogo.
Por otro lado, Garaventa apuntó a que “en el cierre” del año “uno revindica las pérdidas de personas”. Y esa acción mental se traduce en “alegría triste”.
En base al lado bueno, “llegamos a fin de año con una especie de revancha, ya que no nos pudimos juntar a celebrar en el año anterior por la pandemia y el peso de lo que ha significado la pandemia en todos los sentidos”, concluyó.
