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martes 23 de abril del 2024

Por derecha

Por Andrés Cánepa.

Por Andrés Cánepa.

Un bloque político liberal avanza en el país con ideas concretas y reaccionarias. Partiendo desde la visión del desprecio por los dirigentes actuales y anteriores, buscan crecer en base a un discurso enérgico. La antipolítica y sus derivados, en sintonía de cara a las legislativas de este año y hacia las ejecutivas del 2023.

Consideran que Mauricio Macri ha sido un gobierno kirchnerista edulcorado, que no tuvo las agallas de realizar las reformas económicas que el país necesita. Y la salida hacia una nueva oposición al peronismo es más derecha y más libertades. Para eso, eligieron cuatro ejes funamentales para llegar directo a un electorado desgastado de la grieta.

Principalmente, liberalismo económico. Una postura pro mercado que indica una baja del gasto público radical, liberar importaciones y flexibilizar las leyes laborales e impositivas. Desde allí, con figuras como Javier Milei y José Luis Espert, buscan conquistar a los que están hartos de pagar impuestos caros y a los empresarios que sufren las trabas de las burocracias estatales. Como bandera al frente, creen que el liberalismo es la única salida a una crisis que, según ellos, tiene ya 70 años.

Por otro lado, son Pro Vida. Se paran desde la vereda de los pañuelos celestes para opinar sobre el aborto en la Argentina. Creen que los derechos de las personas por nacer son iguales que para los que ya nacimos, y encontraron en esa disputa una gran masa de adhesión.

A su vez, la Iglesia Evangélica juega un papel preponderante. Se han construido miles de estas iglesias en todo el país, y tiene un rol fundamental en el desarrollo político de este espacio desde una territorialidad que no tiene. El ejemplo de Jair Bolsonaro en Brasil no es ajeno, sino un faro para construir a un dirigente de la anti política, de afuera, reaccionario y contundente desde lo discursivo. Allá también parecía imposible su victoria hace algunos años, y hoy es una realidad. Subestimar esos procesos los fortalece.

Y hay un claro desprecio a la clase de dirigentes políticos en el país. Poniendo al peronismo y al macrismo en la misma vereda, de “parásitos” que han vivido toda la vida del Estado y a los que deben destituir para poder construir las bases que el país necesita. “Todos chorros”, repite una y otra vez Milei e insiste: “Los vamos a echar a patadas en el culo”.

Ese discurso chabacano no es casual, todo lo contrario. Le hablan a un pueblo enojado, fuera del ámbito académico de clase media, y allí conquistan los votos que pretenden construir desde las bases ideológicas que pregonan. Hoy las malas palabras de Milei son título, la ironía ácida de Espert también, los influencers que los acompañan como El Presto son un eje fundamental de esa rabia que pregonan. Mirar para otro lado sería un error para la política nacional.

A este armado se han sumado líderes de opinión a nivel nacional, y periodistas con gran poder de fuego. Les dan aire a estos dirigentes, se reúnen y escuchan a los jóvenes del sector. Ven que Mauricio Macri ha quedado relegado en el armado opositor que desbanque al peronismo en el último tiempo, por lo que buscan nuevos horizontes.

Un movimiento para observarlo de cerca, que voluntad de poder y llegada a los medios de comunicación, con el apoyo de la Iglesia que más ha crecido en las últimas décadas, con tecnicismo discursivo, y con capacidad de persuasión a una masa descreída de sus dirigentes tradicionales. Creen que la próxima oposición es por derecha, más allá de Macri. Por ahora, llegaron para quedarse.