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jueves 28 de marzo del 2024

Para liderar, hay que negociar

Ninguna persona que habite este planeta puede disponer de todo lo que necesita para vivir. Siempre hay cosas que nos faltan, tanto en la faz personal, física o espiritual, como también en nuestra capacidad para acaparar bienes o riquezas.

En la política pasa lo mismo. Ningún dirigente tiene tanta aceptación popular como para resolver cualquier tema y lograr el apoyo unánime de sus conciudadanos. Muchos intereses en pugna, muchos puntos de vista encontrados, muchas creencias que conforman nuestro acervo cultural y que fogonean las diferencias y encontronazos.

Hoy en nuestra querida Patria están es la discusión de dos temas de máxima importancia social: los gastos e ingresos de las Provincias y también en otro escenario, la reforma laboral.

¿Cuál es la solución para avanzar en este tipo de decisiones y sortear los frentes opositores? Sin dudas, la negociación.

Y aunque parezca imposible conciliar intereses, hemos conocido en las últimas horas que se avanzó en un acuerdo entre los Gobernadores y otro acuerdo con la CGT.

Esto no significa que los temas estén terminados y resueltos. Sólo que significa que, si un Gobierno quiere tomar decisiones, debe apelar a la negociación.

Pasa lo mismo con los seres humanos. Si queremos crecer, tanto espiritual como materialmente, tendremos que negociar con aquellos que disponen de las riquezas y virtudes que nos faltan.

Negociar significa dar algo que tenemos a cambio de lo que necesitamos. Esto que parece muy sencillo de entender, hay que reconocer que estuvo ausente durante mucho tiempo en la política argentina.

y cuántas cosas que nos faltan, creemos que nunca la tendremos simplemente por no acceder a una adecuada negociación.

Por eso los expertos en estas lides, dicen que más importante que dominar la técnica de la negociación, es adoptar una actitud de caminar hacia el otro, reconocer a las otras personas y estar dispuesto a sentarse con ellas para intercambiar lo que abunda en mi por lo que te falta a ti.

Una sociedad, una pareja, una empresa, e incluso una persona, nunca va a crecer si no cambia su actitud.