Por Andrés Cánepa.
Los partidos políticos se acomodan durante la pandemia y ya piensan en el futuro. La sensación de unidad ante el virus desconocido duró poco, tanto en la disputa pública como en la rosca privada de cada espacio de poder. Piensan que es un momento para instalarse como posibles candidatos y nadie quiere ceder el terreno interno. Bienvenida la política a este 2020.
Los distintos referentes de cada sector de la política santafesina empezaron a pensar ya en el pospandemia. Probablemente porque el virus se ha reducido a la mínima expresión y es hora de analizar la gestión, las alianzas y las divisiones del poder en toda la bota provincia. Cambiemos, el peronismo y el Frente Progresista afinan el lápiz sobre posibles candidaturas, se reúnen con dirigentes del interior por Zoom y buscan posibles nuevas estrategias para los próximos comicios.
Y sí, parece ridículo hablar de elecciones que serán dentro de un año, con suerte, y en medio de una pandemia que amenaza al mundo entero. Pero si algo caracteriza a la política es salirse de los temas de agenda del pueblo y ponerse a pensar en el poder propio y ajeno ante cada situación. Por qué sensibilizaría a los dirigentes un virus que se llevó 500 vidas y contagió a 10 mil personas, si jamás han salido de los deberes de sostener una imagen pública por encima de las urgencias de la pobreza, la falta de servicios y el déficit habitacional.
Pero, sin ponernos románticos, tenemos que analizar un poco cómo los santafesinos podemos encontrar un nuevo escenario en las elecciones 2021. Cambiemos, ya fuera del poder en los tres niveles del Estado, cruje. No encuentra el camino para poder sostener los acuerdos y los radicales, que fueron parte fundamental de aquella victoria de 2015, hoy piensan en volver a dialogar con el Partido Socialista para el desembarco nuevamente en esa alianza.
Pero, con un diálogo permanente, hay sectores del PRO que no ven con malos ojos la creación de un gran frente político para enfrentar al peronismo, como sucedió en aquel 2007 que le permitió a Hermes Binner convertirse en el nuevo gobernador y desbancar al PJ que gobernaba el territorio provincial desde el regreso de la democracia en nuestro país. Las charlas existen aunque no son optimistas con llegar a ese acuerdo en el 2021, sino que es una mirada con proyección a las elecciones del 2023, en donde se renuevan ambas cámaras y la conducción de la Casa Gris.
Desde el peronismo intentan consolidar un gobierno que tiene como líder a Omar Perotti, pero que está conformado por todos los sectores del justicialismo. Agustín Rossi, María Eugenia Bielsa y el mismo rafaelino son los tres referentes del poder de turno y quieren salir lo menos golpeados posible de esta pandemia para poder llevar adelante las políticas públicas que tenían pensadas al momento de asumir. Sin embargo, todavía los distintos sectores del poder provincial no se acostumbraron a los nuevos métodos de conducción y aún hay un proceso de reacomodamiento interno, y también desde la manera de hacer oposición.
Otro escollo que se presenta es que hoy Perotti no conduce ninguna de las dos Cámaras de la Legislatura. En Diputados encuentra la mayoría del Frente Progresista con Lifschitz a la cabeza, y en el Senado los rebeldes representantes de los departamentos que tienen una lógica distinta a la del gobierno y no escatiman en críticas cuando se les consulta por la seguridad o la economía provincial.
En medio de este escenario, Lifschitz piensa en el 2023 con una parada técnica: ser candidato a Senador Nacional el año que viene para ponerse a prueba en las urnas. No quiere cometer el mismo error que Bonfatti, que no jugó en las intermedias y se le hizo larga la espera hasta el 2019 en su ambición de volver a la Casa Gris, y ya prepara la herencia en la Cámara baja para sostener ese espacio de poder fundamental.
El peronismo piensa en María Eugenia Bielsa como una jugadora fundamental para esos comicios del 2021, aunque desde le perottismo también están analizando posibles candidatos. El rossismo con Leandro Busatto a la cabeza también tiene su ambición, y pueden convivir todos porque también se renuevan diputados nacionales. Habrá que ver qué esquema cierra en la coalición del gobierno.
Y Cambiemos tiene una interna en disputa. Roy López Molina se rebeló a la conducción local, aunque Federico Angelini le resta importancia en las charlas públicas y privadas. No se descarta una interna entre ambas veredas del PRO, y tampoco que algunos radicales sigan jugando en este sector al menos por el año próximo. Corral pica en punta para poder volver a ponerse a prueba y llegar al Congreso, y el macrismo puro tendrá que dirimir sus diferencias y definir candidato propio.
Se lanza la carrera hacia el 2021, aunque muchos aún no podemos salir de casa. Ya lo hemos dicho, la política muchas veces vive en un mundo paralelo.
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