16°
viernes 26 de abril del 2024

¡Mujer, escucha, únete a la lucha!

Por Tatiana Pace

La concentración de este #8M empezó a movilizarme desde temprano. Un día antes palpitaba, dentro de mí, la llegada de un hecho que iba ser grande y especial. Bien temprano por la mañana, crucé a dos compañeras con una remera violeta en la esquina de una escuela. La marcha se acercaba y ese símbolo me hizo sentir que no estamos solas y cada vez más somos las que estamos unidas. Al mediodía, desde un negocio, vi cómo los clientes observaban una movilización atrás de las vidrieras. Una sensación de orgullo me recorrió de la cabeza a los pies, supe que de a poco estamos llegando.

Durante el Día Internacional de la Mujer, escuché varios debates en donde se cuestionaban los saludos de «¡Feliz día!» Preferí decir, en lo personal: «¡Feliz lucha!» Lucha que nos estaba esperando para concentrar, a mí y a todas, a las 17:00 en la Plaza San Martín. A metros de llegar, lo primero que noté fue la imponente cantidad de gente presente. Al pisar Santa Fe y Dorrego, sentí que había puesto un pie adentro. De cerca observé la piel de gallina con que una chica me explicaba el término «sororidad» de su cartel. Un par de pasos más adelante, me tope a un abuelo marchando, en homenaje a las mujeres de su vida: su mamá y sus esposas.

De pronto y sin darme cuenta, me encontré caminando. En zigzag, me iba camuflando entre los pedidos de cada gremio y agrupación. Una bebe marchaba a upa de su papá. No faltaba nadie: estudiantes, independientes y hasta una institución que representaba a las presas. Cuando la movilización copó Boulevard Oroño, vislumbré la marcha desde afuera. Mientras recorría el sendero central me topé con un grupo de señoras mayores. Dudé en preguntarles si apoyaban la movilización. Su respuesta fue sí y me sorprendió. Estaban anonadadas, en su época las celebraciones de este día eran distintas y marchar asustaba en una sociedad golpeada por la dictadura.

El recorrido se mantuvo uniforme. Entre banderas y carteles, había hasta bailes y representaciones, que generaban ganas de sumarte. El sonido de los bombos con platillos remarcaba los pedidos: aborto seguro, legal y gratuito, equidad laboral, erradicación de la violencia de género y la trata de personas. Cada colectivo se manifestaba contra las problemáticas que más los traspasan en materia de género. Lesbianas, trans y travestis también dijeron presente.

La movilización llegaba a su fin y la marcha, que no había dejado de latir, sonó más fuerte. Al grito de ¡Mujer, escucha, únete a la lucha!, sentí la misma sensación del mediodía. Cómo describir lo que se siente cuándo ves  20 cuadras de mujeres defendiendo los derechos de todas: los míos, los tuyos, los de las que no volvieron y también por las que difieren con sus ideas en las lucha. Entonces, la emoción por el compañerismo y la sororidad te invade, el orgullo es inevitable. El futuro por el que tanto luchamos está llegando.

Frente al río, un festival artístico esperaba en el escenario principal. Con música y la lectura de un manifiesto culminó la jornada. Miles de mujeres reforzaban con gritos y aplausos sus peticiones. Los disturbios no existieron y eso refleja que todas estábamos ahí con los mismos objetivos y con la misma unión. Lo que se vivió el Día Internacional de la Mujer fue histórico, no solo en Rosario sino en más de 60 países. ¡Si nosotras paramos, se para el mundo! La marcha fue larga e intensa, como la lucha feminista. No sólo llegamos al Monumento Nacional de la Bandera, llegamos al 2018 defendiendo nuestros derechos. No nos callamos más.

Masiva marcha por el Día de la Mujer