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miercoles 08 de mayo del 2024

Mi perro cazó una mosca

Después de dos meses de negociaciones e impericias de ambas partes, los docentes aceptaron la última propuesta salarial que había elevado el gobierno provincial y hay acuerdo. Mejoras en la cláusula gatillo y un fondo fijo para materiales de trabajo reemplazando un ítem del que Nación no se hizo cargo fueron dos cosas fundamentales para la aceptación.

Hicieron todo mal. Primero los docentes yendo al paro ante la primera propuesta salarial y en el medio del diálogo paritario. La huelga es un derecho laboral constitucional y es por eso que están en su derecho. Pero si hay diálogo abierto e instancias de negociación posibles previas, es como sacar el as de espadas en la primera mano sin una estrategia para la segunda y la tercera.

De arranque, ante la primera negativa, dos días sin clases. Y así siguió. Ante cada negativa, un paro. Y con ese derecho como estandarte, sin entender de grises, fueron pasando las semanas y los perjudicados, como siempre, fueron los chicos. Y ni los dirigentes gremiales ni las autoridades provinciales tuvieron respuestas ante este otro derecho que es el de la educación de nuestros hijos.

Por otra parte, Miguel Lifschitz se enojó, y perdió. Después de la oferta del 18 por ciento en 2 tramos pensaba que iba a ser aprobada la iniciativa de su gestión. Pero en asambleas SADOP y Amsafé rechazaron la misma y le saltó la térmica. El gobernador rompió relaciones, dijo que iba a descontar los días de paro y remató con una frase poco feliz: “Los docentes están discutiendo por 6 o 7 kilos de pan”. Y los maestros lo tomaron como bandera de lucha.

Hasta el gobernador tuvo que tolerar el avance de algunos delegados en su agenda de inauguraciones de nuevas escuelas y refacciones de otras y tener un cara a cara con ellos. A pesar de eso, y hay que resaltarlo, jamás suspendió sus actividades y entabló un diálogo respetuoso con todos ellos. Ocurrió en el Normal 1, en una escuela de zona noroeste, entre otras instituciones.

A partir de allí, entramos en un callejón sin salida, un cuello de botella difícil de atravesar. A partir de este distanciamiento, no había un punto medio para negociar, ni un canal de diálogo abierto. Nadie iba a ceder porque se habían radicalizado las posiciones en sus discursos públicos. Pero por suerte apareció Jorge Todesca, titular del INDEC, y Federic Sturzenegger, Presidente del Banco Central, a correr los límites de la inflación anual y fue la soga que rescató a ambos bandos.

Cláusula gatillo a partir del 9% de la primera cuota, 300 mangos desde enero para materiales didácticos y 18 por ciento real dejando afuera a la cláusula gatillo del 2017. Palo y a la bolsa. Se comportaron como adolescentes ofendidos desde el gobierno y desde los gremios, en muchas ocasiones, pero por suerte hubo final feliz. Al fin mi perro cazó una mosca, y por suerte los chicos cruzarán el resto del 2018 en paz y dentro del aula.