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domingo 28 de abril del 2024

Las mujeres siempre son

No sólo es importante el papel de la mujer en el tango, sino que se constituye fundamental e imprescindible. En buen romance, no hay tango sin mujer. No aparece claros, sin embargo, los diversos matices que pintan esa participación de las féminas en el cancionero del dos por cuatro.

Prácticamente no existen mujeres que dirijan o integren agrupaciones orquestales. En su época de esplendor, las décadas del treinta, cuarenta y cincuenta, no existen mujeres tocando los instrumentos tangueros . Ni Troilo, ni Pugliese, ni D’Arienzo o Piazzolla tuvieron jamás en sus atriles al bello sexo integrando sus orquestas. Apenas aparecen con razgos definidos las cancionistas, donde allí sí están las que brillaron y descollaron como vocalistas en el género . Y aquí hay para todos los gustos aunque en un cuadro de honor nunca faltarían Mercedes Simone, Libertad Lamarque, Nelly Omar, Ada Falcón, Tita Merello, Azucena Maizani, Rosita Quiroga, Virginia Luque o Susana Rinaldi.

Son escasas las participaciones de cancionistas femeninas como integrantes estables de orquestas de primera magnitud tanguera. Pueden apuntarse Nelly Omar e Isabel de Grana  en el conjunto de Pirincho Canaro. Aníbal Troilo tuvo en sus filas a Elba Berón y Nelly Vázquez. Osvaldo Fresedo hizo lo propio con Blanca Mooney. Con Osvaldo Pugliese se presentaron incidental y esporádicamente María Graña, Gloria Díaz y Nelly Vázquez, invitadas en cada caso para eventos especiales. Y pará de contar, aunque es probable que algún nombre se me puede haber filtrado aprovechando la endeblez con que en algunas condiciones nos rigorea la memoria.

Vamos a profundizar sobre un tema vinculado a la mujer en el tango donde casi no existe literatura especializada. Me refiero a la mujer como autora o compositora tanguera. Aquí también se nota que cuantitativamente el aporte de las féminas es escaso y que el tango hubiera podido haber alcanzado la grandeza y permanencia lograda aunque hubiese sido nulo el rol femenino en la faz creativa del género. Como compositoras musicales de tangos instrumentales las damas brillan por  su ausencia. El sexo débil no nos dio émulos de Arolas, Bardi, Cobiano De Caro ni nada que se le aproxime, siendo quizás la excepción que confirma la regla el caso de Maruja Pacheco Huergo, que dejó una pieza antológica a la que tituló “El adiós” llevada al surco nada menos que por don Ignacio Corsini, Jorge Maciel con Pugliese , Angelito Vargas y Hugo del Carril entre otras placas exitosas.

Y llegamos por fin al último rubro que nos falta analizar: el de las letristas tangueras. Se ha dicho que entre María Luisa Carnelli, que escribe en la época del tango fundacional, a veces con el seudónimo de Luis Mario, y la presencia rutilante de Eladia Blázquez, hay un verdadero desierto, como si entre las cinco décadas que existen entre ambas la letrística femenina hubiera desaparecido. Y curiosamente, en esos años en los que  escasean las plumas femeninas es en la época dorada del tango. La Carnelli escribió varias obras que llegaron al disco, grabadas incluso por Carlos Gardel, destacándose claramente “Cuando llora la milonga” y en menor rango “Se vá la vida” y “P’al cambalache”. Hubo aciertos aislados como los de Tita Merello escribiendo “Llamarada pasional”, escrito posiblemente para reflejar su frustada relación con Luis Sandrini , y también “Decime Dios dónde estás”. Y está María Elena Walsh que dejó una pieza a la altura de las de nuestros mejores poetas evocativos como Celedonio Flores y Homero Manzi a la que tituló “El cuarenta y cinco” que recuerdan al Manzi de “Sur” o al Celedonio Flores de “Corrientes y Esmeralda” o “El bulín de la calle Ayacucho”. Agreguemos que Carlos Gardel llevó al surco dos composiciones de Herminia Velich versificadas por su padre, los tangos “Cualquier cosa” y “Porque soy reo”.

La cantautora Eladia Blázquez se convierte por derecho propio en la más importante pluma tanguera aparecida después de la generación del cuarenta, dejando bastante empequeñecidas las figuras de sus contemporáneos Cacho Castaña, Chico Navarro o Héctor Negro. Quedan ya como clásicos del género entre una veintena de tangos conmovedores escritos por la Blázquez  los casos de “El corazón al sur”, “Argentina primer mundo”, “La soledad”, “Cualquiera de estas noches” o “Viejo Tortoni”. Curiosamente, el tango que alcanza mayor cantidad de grabaciones de Eladia es “Contame una historia”, en el que ella no escribió el poema sino que compuso la hermosa melodía . Los versos son del poeta y escritor bahiense Mario Iaquinandi.