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jueves 28 de marzo del 2024

La historia del edificio La Favorita, un emblema rosarino que sigue con las persianas bajas

Este año se cumplieron 125 años de aquel sueño de los hermanos Ramón y Ángel García. El mítico inmueble estuvo marcado por el compás de las diferentes épocas.

Por Nicolás Menna Lambertucci

El 18 de mayo de 1897 Ramón y Ángel García compraron y abrieron una pequeña tienda con el nombre de La Favorita, mítico inmueble que a lo largo de 125 años transformó a la esquina de Sarmiento y Córdoba en una de las más emblemáticas y tradicionales de Rosario.

Fue el sueño de dos jóvenes asturianos que años antes vinieron con lo puesto a Rosario, con tan sólo 12 años en busca de un futuro próspero y que crearon una de las empresas más reconocidas de la región.

No obstante, primero La Favorita y después Falabella, vivieron y sufrieron los avatares de las diferentes épocas, que marcaron su apogeo en la década de 1930; la venta de la firma a capitales chilenos en los 90’ y el cierre definitivo en 2021, durante la pandemia de coronavirus.

Rosario vivió un crecimiento exponencial entre 1880 y 1930, fechas que coinciden con la llegada de Ramón y el momento de esplendor de su negocio La Favorita.

Historia que comienza a escribirse cuando Ramón y Ángel García decidieron comprar y abrir el 18 de mayo de 1897 un pequeño local dedicado exclusivamente a la venta de puntillas, randas y encajes.

El primer edificio que ocupó La Favorita, situado en Córdoba y Sarmiento, fue alquilado durante varios años. Apenas transcurrido un año, se llevó a cabo la primera ampliación, agregando un local contiguo.

En tanto, entre 1897 y 1910 se concretaron 10 sucesivas ampliaciones hacia los inmuebles contiguos que pertenecían a las hermanas Echagüe, titulares de ese primer inmueble.

Debido a la constante expansión que había vivido el negocio desde sus inicios, los hermanos García se plantearon la necesidad de construir un edificio más amplio. En 1912, La Favorita estrenó sus nuevas instalaciones, inspiradas en los grandes almacenes de Europa.

La última sede de La Favorita fue posible, una vez que pudieron ser adquiridos los solares de la esquina y los linderos. Vale destacar que en ninguna de sus remodelaciones se interrumpió el trabajo de la tienda ni un solo día.

El imponente edificio se inauguró en abril de 1929, pocos meses antes de la crisis mundial de ese año. Así nació el gran local con estilo europeo, inspirado en las Galerías Lafayette y Printemps de París, obra que lleva la firma de Rafael Candia.

 

Así, ese primer negocio que comenzó siendo un edificio de un solo piso, donde se ubicaba la puntillería en la ochava, pasaría a contar con 4 niveles en total, cada uno marcado con una impronta diferente.

En planta baja se cortaban las telas por metro, con sus mostradores que las exhibían contra las vidrieras que dan a Sarmiento. En tanto, por Córdoba, estaba la camisería y en la parte central, la perfumería. El primer piso contaba con la juguetería, la sección zapatería y más arriba la sastrería, mientras que en el subsuelo se ubicaba el bazar.

Para 1970, La Favorita se encontraba en otra etapa de su historia, luego del fallecimiento de sus fundadores y con las nuevas generaciones tomando las riendas del negocio. En 1972, se instala la segunda escalera mecánica de la ciudad, toda una novedad para la época. La misma permaneció allí hasta que la firma Falabella ocupó el local y la movió de lugar.

Para finales de los 70’ contrataron al diseñador Hugo Salguero, para que haga un cambio de imagen de La Favorita, ya que apuntaban a llegar a un público más joven, y así nacieron las tan características vidrieras.

Comenzada la década de 1990, frente a los cambios económicos y de mercado, la familia García, descendientes de Ramón y Ángel, plantearon la decisión más difícil en los casi 100 años de historia: cerrar La Favorita, que finalmente se materializó en 1994, cuando se vendió el fondo de comercio a la firma chilena Falabella.

Desde ese año, hasta 2021, Falabella funcionó en el histórico edificio de Sarmiento y Córdoba, aunque muchas personas nunca dejaron de referirse a él como La Favorita, ese símbolo indeleble de la cultura rosarina que aguarda volver a retomar su esplendor.

A un año del cierre de Falabella, el emblemático edificio rosarino sigue vacío