Por Andrés Cánepa
Después de las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), los frentes políticos buscan mostrarse unidos para «retener» los votos del espacio en las generales como base para un posible crecimiento. La atomización de listas que hubo hace pensar que todos van a aumentar el caudal de votos, y para ello algunos apelaron como primera iniciativa a la foto con los rivales de las internas mostrándose unidos, al menos en las redes.
En Juntos por el Cambio hubo una interna atractiva que terminó con dos listas muy parejas, pero también con buena performance del tercero y el cuarto. Entre los 4 juntaron más de 40 puntos del total de electores y eso coloca a la fuerza en una buena posición de cara a noviembre. Ya el viernes tuvieron un acto en conjunto, donde hablaron de trabajar mancomunadamente para derrotar al peronismo en Santa Fe. Sin embargo, hay que analizar entre líneas lo que dejó esta contienda.
La derrota de la única lista que encabezaba el PRO, nada más ni nada menos que con el vicepresidente del partido a nivel nacional, hace que se reconfiguren los liderazgos de cara al 2023. Si JxC consigue un buen resultado en las generales, las figuras de Julián Galdeano, armador de la lista de Losada, y la de Felipe Michlig, el arquitecto del armado de Pullaro, crecerán a la hora de pensar en la birome del espacio en las próximas elecciones. Y ambos vienen del seno del radicalismo.
El debilitamiento puede leerse desde el líder del espacio del PRO, Angelini, pero también como una derrota dura para el propio Macri y Patricia Bullrich en un territorio clave a nivel nacional en la disputa interna con la UCR. Ese análisis puede ser anticipado, pero ya se empezó a gestar lo que se viene post 14 de noviembre.
En el peronismo se generó el liderazgo definitivo en la figura de Omar Perotti. Si algo le faltaba era vencer a un aliado del 2017 y 2019, Agustín Rossi, que se había puesto en la vereda de enfrente desde el inicio del gobierno provincial del PJ por la repartija de ministerios, donde se sintió desfavorecido, y por la intransigencia del rafaelino en el armado de las listas. Y allí hay algo que ya no se discute: manda el gobernador. La foto entre ambos candidatos a senador, en este caso, no apareció y posiblemente no aparezca. Esa interna dejó heridos y se sabía de antemano.
Sin embargo, la lectura en frío es que el peronismo perdió 11 puntos en 1 año y 9 meses, y tiene que salir a remontar al menos algo de cara a noviembre. Por eso la victoria fue celebrada de forma mesurada, hasta con la ausencia del gobernador, que ni siquiera visitó al búnker en Central Córdoba donde se preparaban los festejos del espacio Hacemos Santa Fe.
La derrota puede ser analizada también desde la nacionalización de las elecciones intermedias, pero sería sesgado y falto de autocrítica ese planteo para el sector. La pandemia, a favor del gobierno en otra mirada, le jugó una mala pasada a todos los oficialismos y de distintas vertientes, no sólo al nacional. Schiaretti perdió Córdoba, Kiciloff Buenos Aires y hasta le costó a Larreta en CABA más de lo habitual.
En el FAP fue todo más simple y lógico. La estructura del lifschitzmo se quedó con la interna y al otro día ya había fotos de Clara García, triunfadora, con Rubén Giustiniani para empezar a trabajar en conjunto, en teoría. También en la “Noche de las Peatonales” hubo cruce y flashes para la candidata a senadora con el intendente Pablo Javkin. Más allá de que sabemos que las relaciones políticas no son las mejores entre ambos espacios, co gobiernan la ciudad de Rosario y tienen una vasta trayectoria en el trabajo conjunto.
Javkin se jugó una patriada con Giustiniani en la provincial y no le salió bien, pero obtuvo un resultado acorde con su alfil en la ciudad, Ciro Seisas, y eso lo ubica al frente de la conducción del Frente Progresista de cara al 2023. El socialismo, con su experiencia y ambición de poder, de todas maneras, disputará fuerte también en noviembre y quiere colocarse nuevamente como opción en las ejecutivas.
Por ahora se piensa más en el mensaje de unidad que en el fondo de la construcción. La autocrítica debe haber llegado a todos los frentes, aunque la procesión va por dentro, y se viene una disputa mucho más despejada y atractiva en noviembre. Tanto en las provinciales como en las locales, los espacios tradicionales se juegan más el 2023 que las bancas a ocupar en el Congreso y en el Concejo.
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