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viernes 29 de marzo del 2024

Infancias robadas

Naciones Unidas lo celebra cada 20 de noviembre en conmemoración de la fecha en que la Asamblea General de la ONU aprobó la Declaración de los Derechos del Niño en 1959, sentando las bases para acordar en 1989, la Convención de los Derechos del Niño, constituyéndose en el tratado internacional más ratificado de la historia.

Sabemos que el trabajo infantil está prohibido en nuestro país, según el encuadre legal que otorga la Ley 26.390[i] de Prohibición del Trabajo Infantil y Protección del Trabajo Adolescente (2008) en consonancia con la Ley 26.061[ii] de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes (2005).

La legislación, tanto como los convenios internacionales para la erradicación del trabajo infantil, lejos de ser arbitraria, surge de fundamentos que a veces no son conocidos por la sociedad en su conjunto.  De eso quiero ocuparme hoy, de intentar brevemente transmitirles por qué es vital preservar a la niñez del trabajo, y en definitiva, cuál es la importancia que tiene el jugar en el desarrollo subjetivo y por lo tanto, su impacto en la vida adulta.

El juego tiene implicancias en la conformación de la personalidad y la subjetividad infantil.

Donald Winnicot (1896-1971), pediatra, psiquiatra y psicoanalista inglés, vincula el juego de los niños con la concentración de los adultos, habla de un pasaje del jugar al trabajar, y de la creación infantil a la producción de actos culturales, que por supuesto no podrían habilitarse si el juego no se produce oportunamente. También nos habla del espacio o fenómeno transicional, como zona intermedia entre lo subjetivo y lo que se percibe en forma objetiva, esa zona intermedia de experiencia es lo que denomina zona de juego, que luego pasará a ser juego compartido y dará lugar a las experiencias culturales en la vida adulta.

Solemos pensar el juego como una actividad meramente recreativa, pero en la infancia desempeña un rol fundamental para el desarrollo subjetivo.

En el juego los infantes reconocen a los objetos como distintos a ellos mismos, ejercen cierto dominio sobre los objetos, realizan actos de representación. Los juegos instalan la capacidad de representar lo ausente, es decir, la capacidad simbólica.

La actividad lúdica es la forma de expresión propia de la niñez, los juegos de imitación, los “como si…”, inician el desarrollo de la capacidad simbólica y de allí las capacidades intelectuales y de sociabilización, así como la matriz psicológica para la elaboración de las pérdidas y la tolerancia a la frustración.

Jean Piaget (1896-1980), doctor en ciencias naturales, psicólogo y filósofo suizo describe el desarrollo psíquico en tres áreas:

  • Las funciones del conocimiento (que implican las fases necesarias del desarrollo del pensamiento lógico)
  • Las funciones afectivas
  • Las funciones de representación (el juego, la imitación, el dibujo y el lenguaje)

Las funciones de representación manifiestan las funciones del conocimiento y afectivas.

 Para que todos estos desarrollos se produzcan, es imprescindible que tenga lugar el juego en la infancia. El trabajo infantil, les roba la oportunidad de vivenciar esos procesos constitutivos, con el concomitante impacto en la vida adulta. Sin enumerar los múltiples riesgos que implica, particularmente la consecuente propensión a la incorporación en otras actividades ilegales e inseguras que genera el trabajo marginal.

Respetar, entre otros, el inalienable derecho a jugar, es misión de los adultos a cargo de la crianza, y es función del Estado garantizarlo. La erradicación de las diversas formas de trabajo infantil debe estar en la agenda de toda gestión de gobierno, y no hay ninguna excepción admisible que justifique el daño irreparable de las infancias robadas.

 [i] http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/140000-144999/141792/norma.htm

[ii] http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/110000-114999/110778/norma.htm