15°
sábado 27 de abril del 2024

Hablar no significa comunicarse

Muchas veces creemos que hemos logrado transmitir un mensaje por el hecho de haber hablado y nos quedamos tranquilos porque suponemos que los demás nos han escuchado y comprendido lo que quisimos decir.

Pero las relaciones humanas no funcionan así.

Hay muchísimas razones por las cuales tenemos que sospechar que nuestro mensaje no ha llegado a destino, también puede ser muy probable que no nos hayan comprendido o en el peor de los casos ni siquiera nos han escuchado.

El ser humano es muy receptivo a las cosas agradables, a las palabras lindas, y a los elogios.

Pero no tiene la misma receptividad cuando se trata de escuchar críticas, o simplemente verdades que incomodan.

Cuántos de nosotros, cuando pasamos los cuarenta o cincuenta año, decimos ¡qué razón tenía mi viejo! ¡el siempre me lo decía!

Sucede que cuando somos jóvenes no nos interesa escuchar consejos o verdades porque estamos convencidos que nada impedirá lograr lo que nos proponemos.

Nuestros oídos están preparados para oir pero no para escuchar.

Por eso es aconsejable, solicitar al otro algún asentimiento acerca de lo que transmitimos. Eso nos puede dar tranquilidad, aunque nunca hay que darlo por seguro.

El verdadero criterio para saber si la otra persona nos escuchó consiste en verla actuar.

Si la persona que nos interesa, ha tomado en cuenta nuestro mensaje rápidamente lo sabrás, porque su comportamiento nos dará la pauta que nos ha escuchado.

Si no te escucharon, no te preocupes, no eres el único. A todos nos ha pasado alguna vez y no será la última.