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viernes 19 de abril del 2024

En rojo

Por Andrés Cánepa.

Las transiciones a nivel provincial y municipal se ven empañadas por una crisis económica profunda en ambos Estados. La idea parece ser garantizar salarios y dejar las cuentas lo más ordenadas posibles. Ambos gobiernos entrantes se ven preocupados por lo que puedan encontrar el 11 de diciembre.

La Municipalidad de Rosario viene teniendo un diálogo fluido entre la intendenta Mónica Fein y el intendente electo Pablo Javkin. Al ser del mismo sector político se ha podido coordinar un traspaso más ordenado, aunque las urgencias económicas preocupan. Parece Fein decidida a pagar los costos a para entregarle el mando con las cuentas algo más saneadas en medio de un déficit alarmante.

Hay un pedido de Auditoría por parte de la mandataria Municipal, algo que anticipa transparencia para el mes de diciembre. Esta herramienta, igual, es una foto del estado contable y no un análisis del proceso de gobierno.

Javkin está muy preocupado no sólo por lo actual, sino por la cantidad de trabajadores que llegan desde la provincia tras las licencias para irse a trabajar a los gobiernos socialistas. Se calcula que son alrededor de 200 cargos jerárquicos, aunque ese número no fue confirmado por nadie en concreto.

Por su parte, desde la provincia se viene haciendo un trabajo similar desde el gobierno para poder dejar todo acomodado. La lógica es distinta ya que el cambio de color político hace que los intereses y la exigencia de quienes toman el mando sean mayores. Omar Perotti pidió una auditoria, aceptada por Lifschitz aunque con cierto malestar, a la Auditoría General de la Nación. Oscar Lamberto, titular del organismo, ya confirmó que se va a realizar y que también va a ser una foto del estado contable y no se investigará todo el proceso del gobierno del Frente Progresista.

Es habitual este tipo de pedidos cuando el gobierno cambia de espacio político y hace que la credibilidad entre los que se van y los que llegan queden ratificadas en un papel firmada por gente idónea. Las chicanas no faltaron a la cita y desde el peronismo ya hablan de los “dos mil millones de pesos que dejó Obeid en 2007” y que ahora entregan la Casa Gris “con un déficit operativo preocupante”.

Desde el gobierno de Lifschitz indican que la deuda que mantiene Nación con la provincia es muy superior a la deuda y que “el déficit es manejable”. Además, hacen hincapié al momento económico nacional, punto a no descartar para hacer una lectura general de la situación financiera que le tocó administrar a los socialistas.

La retirada después de 12 años de poder en la provincia y 30 en el Municipio tiene dos lecturas: que dejan un déficit en ambos estamentos, pero que no se ha denunciado un solo caso de corrupción. La crítica pasa por los pases a planta en Rosario y Santa Fe, y se retruca con que son “médicos, docentes y trabajadores” que modernizaron la gestión. Mientras que desde la oposición se insiste con que el nepotismo reinó estos años de socialismo.

Seguramente habrá un nuevo amanecer a partir de diciembre y, tal vez, se sepan nuevas cosas cuando los nuevos gobernantes tomen el mando. Hasta entonces, lo que se sabe es que la economía nacional hizo mella y los números están en rojo. Más que secretario y ministros de hacienda, van a necesitar magos los nuevos gobernantes para sacar adelante esta difícil situación.