El juego del calamar: qué hacer si los chicos quieren ver la serie, según una especialista
La serie coreana El juego del calamar se convirtió en la más vista del momento. Pese a las evidentes diferencias culturales, el público latinoamericano quedó cautivado con la producción de Netflix.
La trama aborda una experiencia compleja de un grupo de personas que no tienen nada que perder y son reclutadas por una especie de logia para jugar a un juego rodeado de sangre, violencia y muerte.
En las últimas semanas, en algunas escuelas del país y la ciudad, las autoridades manifestaron su preocupación ante los padres dado que durante los recreos algunos niños y niñas imitan el juego en momentos de recreación. La pregunta que surge es inmediata, ¿cómo actuar cuando los hijos quieren acceder a este tipo de contenidos?
Laura Lewin, especialista en educación, abordó la problemática, al aire del programa El puente, que se emite por Radio Mitre Rosario. «Lo que a un adulto le parece entretenido, a un chico le puede complicar la vida porque está en pleno proceso de desarrollo», subrayó al principio del diálogo.
«La serie tiene muchísima violencia, también aparece el tema de los valores. Plantea la pregunta de ¿en qué nos convertimos comos eres humanos»
«Hay dos cuestiones a tener en cuenta: por un lado, el control parental desde casa. ¿Nuestros hijos pueden ver cualquier cosa? Y por otro, el tema de la escuela. La escuela tradicional no está incorporando el pensamiento crítico, es decir, empezar a discernir entre lo que está bien y lo que está mal».
Por otra parte, consideró que la serie no debe ser vista por menores de 18 años y remarcó que lo primero que hay que hacer es «explicarles de qué se trata y qué les aportaría ver una serie de este tipo, donde hay violencia y muerte. Decirles también que no porque todo el mundo lo vea, ellos también tienen que hacerlo».
En ese sentido, la profesional contó una conversación privada que mantuvo con su hija de 12 años, quien, además de preguntarle si podía ver la serie le consultó si la dejaba disfrazarse de alguno de los personajes para Halloween. «La verdad que no, porque de alguna manera estás llevando un mensaje.
«Pero para poder hablar de eso, y que los hijos lo tomen, hay que trabajar mucho la conexión con ellos. Cuando uno pierde la influencia con los hijos, es porque antes perdió la conexión. Para que un hijo responda tiene que sentir una gran conexión con uno, sino lo va a hacer ‘a pesar de'»».
«Si se lo prohíbo lo va a ver cuando yo no me dé cuenta, cuando yo no esté en casa. No se trata de prohibir, se trata de aprovechar, de hablar, de explicar. Hay una gran diferencia entre lo que es educar y criar. Educar lleva más tiempo, más estar en el aquí y ahora y más conversaciones».
En cuanto al rol de la escuela, la especialista resaltó que «es muy importante que camine de la mano con las familias, que haya comunicación; que la escuela trabaje activamente la empatía, la solidaridad y el pensamiento crítico
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