El domingo, la escuela Pablo VI y la parroquia María Reina en barrio Larrea fueron atacados a tiros. Las detonaciones llegaron, incluso, al altar de la iglesia donde todas las semanas el padre Juan Pablo Núñez encabeza la misa. El hecho ocurrió tras las reiteradas denuncias del párroco en contra de la violencia y el narcotráfico en la zona. «En el barrio todos los días hay tiroteos», sostuvo el sacerdote y explicó que ya había recibido amenazas dos veces en la semana.
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En diálogo con Radio Mitre Rosario, Núñez destacó que trabaja en la recuperación de chicos con problemáticas de adicciones, que eso desnudó la venta de drogas y que hace cuatro semanas que reclama medidas de seguridad. «Es la lucha de una hormiga contra un elefante», afirmó.
A su vez, precisó que cuando escuchó las balas pensó que se trataba de un episodio violento más, entre los que ocurren periódicamente. «Cuando escuché a la madrugada los tiros, lo identifiqué como un tiroteo más. En el barrio todos los días hay una balacera».
Por otra parte, el cura señaló que, antes del ataque, había sido amenazado dos veces.»No eran chicos del barrio. Me dijeron ‘o agarrás plata, o te callás, o te quemamos’, lisa y llanamente». Al mismo tiempo, subrayó que los vecinos reciben amedrentamientos a diario y no pueden desarrollar sus actividades con normalidad.
Núñez explicó que, a partir de su labor de servicio, recurrió a las autoridades, preocupado por el sufrimiento de los vecinos. «Tenía que hacer algo. No es que yo fui y denuncié a los narcos porque mi trabajo no es el de investigador. Yo me hice eco de la preocupación y del sufrimiento de la gente del barrio».
Para el religioso, «esto es la muestra de una realidad que vivimos en los barrios. Nos sentimos desprotegidos». En tanto, el sacerdote reveló que el lunes por la tarde se reunirá con el obispo de la ciudad Eduardo Eliseo Martín. «Cuando los curas hacemos este trabajo, molestamos», cerró.
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