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jueves 28 de marzo del 2024

Deconstruir la maternidad

Deconstruir, según la RAE, es deshacer analíticamente algo para darle una nueva estructura. En pleno apogeo de esta palabra, proveniente del campo de la filosofía y la literatura, recordemos que fue utilizada por el pensador M. Heidegger y sistematizada por Jacques Derrida para el análisis de las estructuras que componen el discurso.

El análisis intelectual de un concepto permite desmontar los supuestos básicos subyacentes que sustentan sus significaciones, poniendo en evidencia sus contradicciones y debilidades. Revisar los procesos históricos y sociales en los que emergen, nos permite cuestionar nuestro sistema de creencias al respecto.

Pero es importante saber que deconstruir, no es meramente destruir, nadie pretende destruir la función materna, sino interpelarla, desmontarla para re-crearla.

Por qué haríamos eso? Por qué poner en tensión la noción de maternidad?

Porque las creencias, mitos e idealizaciones que la rodean, provoca padecimiento a gran parte de las personas que deciden maternar. Maternar es un verbo que llega de la mano de la deconstrucción de la maternidad. Derribando el mito del instinto materno. Personalmente entiendo el maternar como la puesta en acto del deseo de ser madre, de cuidar, al mismo tiempo que trascender. Maternar es una elección, que como tal no está genéticamente determinada, y no se activa automáticamente por el hecho de engendrar o parir.

Dada la construcción cultural y personal, artesanal diría, de las formas de maternar, me atrevo a hablar de las maternidades, ya que son sumamente heterogéneas y subjetivas, y allí va otra deconstrucción, no existe LA maternidad como entidad única, global y homogénea de la cual puedan emerger pautas para dictaminar lo que está bien y lo que está mal. La mujer madre suele estar bajo la lupa en su accionar, y la presión de sentirse sometida a juicios de valor respecto a su forma de ejercer la maternidad, es otra fuente recurrente de sufrimiento.

Ser mujer no es sinónimo de ser madre

Deconstruir la sinonimia entre mujer y madre, que luego se traslada a adulta mayor y abuela, es también una manera de garantizar la libertad de cada mujer para decidir su proyecto de vida. Sin darnos cuenta, cuando preguntamos a partir de ciertas edades “por qué no tenes hijos?” estamos dando por sentado que debería tenerlos, por la sola condición de ser mujer.

Erotismo vs. Maternidad

Una de las contradicciones más difíciles de desarticular es la aparente incompatibilidad entre la función erótica y el rol materno. No son pocas las parejas, de cualquier género, que aluden un cambio significativo en la vida sexual a partir de la llegada de los hijos. En verdad esto no tendría por qué ser así, si bien son inevitables los cambios a partir de la crisis que implica la incorporación de un integrante más a la familia; no hay razón para que se extinga el deseo. Deconstruir los discursos, las creencias respecto a lo que es ser madre, es parte del camino para sostener la pasión.

Nuevos modelos de familia

Nuevas formas de vinculación sexo afectiva, nuevos entramados sociales y por supuesto también, nuevas maneras de configurar los lazos filiales. Los avances en el campo de la medicina permiten concretar el proyecto de familia independientemente del establecimiento de un vínculo de pareja estable. El creciente universo de posibilidades a la hora de proyectarse como familia, destituye mandatos generadores de hipocresía y habilita a una mayor autenticidad en los vínculos.

Y la lista sigue…son muchas las aristas que componen las diversas formas de vivenciar la maternidad. Construir artesanalmente la propia, despegándonos de mandatos que es preciso revisar, es la mejor manera de disfrutarla.

Este viernes 29, a las 18:30hs ofreceré una charla sobre el tema, nos vemos allí.