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viernes 26 de abril del 2024

Cursar en cuarentena: cómo viven los estudiantes rosarinos las clases virtuales

Evaluaciones virtuales y trabajos prácticos a la distancia se volvieron parte de lo cotidiano.

Por: Bianca Forconi

Las universidades de Rosario y de todo el país se enfrentaron a un cuatrimestre atípico al que debieron adaptarse. Evaluaciones virtuales y trabajos prácticos a la distancia a causa de la pandemia por el coronavirus se volvieron parte de lo cotidiano. Docentes y alumnos tuvieron que amoldarse a una nueva normalidad. De cara al futuro, las autoridades evalúan los protocolos que deberán implementar las facultades para recuperar de alguna manera la presencialidad a partir de la segunda mitad del año.

Son más de 80 los días que los alumnos de la provincia llevan sin clases. Estudiantes consultados por Rosario Nuestro sobre cómo se desarrolló el cursado virtual durante el período de aislamiento, preventivo y obligatorio destacaron el trabajo de los profesores al adecuarse a las nuevas tecnologías y expusieron las dificultades a las que debieron enfrentarse.

Agustina Guisasola, estudiante de medicina en la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR, dijo que la modalidad que adoptó la institución son «las clases por la aplicación Zoom y seminarios por YouTube grabados en lo cuales normalmente hay 300 alumnos aproximadamente». Federico Rolle, estudiante de Ingeniería Agronómica en la Facultad de Ciencias Agrarias relató que «los docentes mandan sus clases grabadas y después se destinan horas de consultas más personalizadas. No es lo mismo pero se aproximaba bastante». Y Ángeles Bianchi, estudiante de psicopedagogía en la Universidad del Gran Rosario, afirmó «en mi carrera tenemos las clases durante la mañana todos los días».

Por otro lado, en cuánto a las horas que le dedican a sus respectivas carreras, los tres estudiantes coincidieron en que les lleva mucha más dedicación esta nueva modalidad online. «El tiempo de estudio aumentó en mi caso particular, porque me gusta sentirme segura y al no tener clases necesito más horas», afirmó Guisasola. Mientras que Rolle aseguró que «las clases grabadas demandan mucho más tiempo de atención que las presenciales». Asimismo, a Bianchi mostró concordancia con los jovenes antes mencionados.

En relación a la carga horaria de cursado, los estudiantes remarcaron que disminuyó notablemente. «Cursamos dos horas por día y la verdad que no es lo mismo. Anteriormente cursábamos cuatro horas presenciales», dijo Bianchi. «Cursamos menos de la mitad, normalmente teníamos entre tres y cinco seminarios por semana, ahora estamos teniendo uno cada dos semanas», detalló Guisasola.

Sobre las mesas de exámenes, Federico, estudiante de Ingeniería Agronómica, contó: «Tuvimos algunos parciales online, del estilo opción múltiple con un tiempo determinado que fueron para que el profesor mida quien lleva la materia al día. Pero exámenes finales no tuvimos». Ángeles, que cursa psicopedagogía, indicó por su parte: «Rendí una materia del año pasado, escrita, nos dieron unas horas para hacerla pero la verdad es que fue muy complicado porque estábamos acostumbrados a rendir oral. Pasamos por muchos nervios». Agustina, estudiante de medicina, resaltó: «El cursado es opcional y no somos evaluados. Hay materias que tomen parciales a modo de diagnóstico, pero no cuentan para una regularidad. Se habla de que va a haber un parcial cuando se termine el cursado, pero se va a prorrogar porque empezamos tarde».

«Veo un año perdido, se habla de una pérdida de muchos conocimientos y que se va a recuperar solo lo esencial. Se van a resignar partes teóricas y prácticas por una cuestión de tiempo», concluyó con una mirada más crítica Guisasola.