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sábado 27 de abril del 2024

«Cuna de lobos»: el country como escenario para desarmar identidades

A mediados de la década del ’90 y principios de 2000 el boom de los countries se instaló en Rosario. Los barrios cerrados aparecieron como nuevas formas de vivir para la clase media, alejadas de la ciudad y sus peligros. Desde entonces, en el imaginario colectivo la figura del country se asocia con la de seguridad. Pasar las vallas del predio residencial es estar seguros y seguras. Pero, ¿qué pasa cuando el peligro del afuera está adentro?

Sobre esa idea navegó Maru Lorenzo, creadora y directora de Cuna de lobos, la obra de teatro que también escribió y que transcurre entre los cercos del country El descanso, un universo que imaginó en la localidad de Funes. Antes del estreno el próximo sábado 5 de mayo a las 20 horas en Cultural de Abajo, de calle Entre Ríos 579, la guionista dialogó con Rosario Nuestro y recorrió los principales puntos de una historia cargada de simbolismos.

Cuna de lobos es un relato actual: se sitúa en 2016 pero tiene reminiscencias a la década del ’70. Desarrolla la vida de Dalma, una joven que se muda al mencionado barrio tras haber ascendido en la escala social. Como describe Lorenzo: «Dalma compra una casa frente a la laguna y se pone de novia con Benjamín, hijo de una de las familias más poderosas y prestigiosas del lugar. Inexplicablemente su llegada coincide con la de una jauría de perros siberianos salvajes. Desde entonces, la comisión directiva toma medidas para sacarlos como levantar los tapiales cinco metros y electrificarlos».

Pero los lobos vuelven a entrar. Se quedan y representan una amenaza constante para los residentes del country. La directora explica que la insistencia de los animales en ingresar al terreno tiene un lugar central en la trama. «Se ponen cada vez más violentos», revela. Para la que escucha, la metáfora es ineludible por todas las cuestiones sociales y culturales que encierra la genealogía del barrio cerrado.

Hay un dato curioso que rodea a la obra: se apoya en una investigación que Lorenzo llevó adelante junto a su colega, Carla Saccani en un espacio de trabajo. «El objetivo era ensayar hipótesis escénicas sobre Rosario en la actualidad». Indagaron en diferentes imaginarios de la ciudad: «Por un lado, un barrio en el conurbano rosarino y por otro, el country, que era la contracara. La obra es muy rosarina; se hace referencia a lugares y a personajes famosos. Por eso los espectadores se van a sentir identificados».

En Cuna de lobos hay ocho personajes en escena y la escenografía habla: están el club house, la pileta, la cancha de tenis y, por supuesto, las casas de los protagonistas. «La puesta es muy compleja, van cambiando los lugares y también los vestuarios de los actores», dice Maru Lorenzo sobre el final de la charla y anuncia que el recurso del  humor aparece en el espectáculo para «hablar de temas que en realidad son dramáticos».

En definitiva, una obra de teatro cien por ciento rosarina atravesada por problemáticas sociológicas, políticas e históricas profundas. Arte con sello local para pensar, armar -y desarmar- un rompecabezas de identidades.