Este jueves se dictó prisión preventiva efectiva para cuatro prestamistas colombianos por el plazo de 60 días por usura crediticia agravada. Fueron detenidos el pasado lunes luego que una joven comerciante de 25 años los denunciara. Para arrestarlos se llevó a cabo un operativo cerrojo en Gorriti al 5700, la vivienda de la víctima. ¿Cómo operaba esta banda?
Al respecto del modus operandi que llevaba adelante esta banda, el fiscal Dr. David Carizza de la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos brindó detalles sobre el accionar de estas personas, a quienes acusó de “haber desempeñado la usura crediticia de forma profesional y habitual donde se aprovecharon de la situación de necesidad e inexperiencia de las víctimas obteniendo intereses desproporcionados en relación a los préstamos otorgados y, en consecuencia, colocándolas en una situación de ahogamiento financiero”. Para la acusación, el cuarteto desplegó este accionar durante todo el año pasado.
Por otra parte, precisaron que el primero de los prestamistas fue Alexander L.G., el cual se presentó en el comercio de la víctima y le dijo que estaba al tanto de que estaba en una apremiante situación económica. Entonces, le ofreció un préstamo de 50 mil pesos que tenía que devolver en 36 cuotas diarias de 2.800 pesos.
Carizza explicó que «de esta forma explotó económicamente la situación de necesidad de la contraparte, logrando una ventaja patrimonial desproporcionada mediante el referido crédito usurario», y dejó en claro que ese fue el puntapié para que la víctima quedara con la soga al cuello por la deuda que no logró saldar. La comerciante llegó a devolver 34 cuotas, 95.200 pesos, pero le quedó el saldo de 5.600 pesos.
El fiscal contó que Alexander L.G. regresó y amenazó a la joven. De forma intimidante, le “sugirió” refinanciar esa deuda con más intereses. A la damnificada no le quedaron muchas opciones, por lo que aceptó y a los días, el prestamista regresó con su padre Antonio G., que sería el que ahora iba a prestar otros 50.000 pesos para poder saldar la deuda de su hijo. Y así la víctima terminó con dos créditos, uno pagándole la refinanciación a Alexander de 2.800 diarios y el otro para el padre con una cuota diaria de 7.800.
Frente a la imposibilidad para pagar, Alexander presentó ante la comerciante otro prestamista, Christian P.H. Acordaron otro préstamo junto a nuevas refinanciaciones, con los correspondientes intereses. Días después, el tercer involucrado llevó al negocio al cuarto, Jairo R.M. A esta altura, la víctima ya tenía que pagar cuatro cuotas diarias que llegaban a un total de 23.045 pesos.
Ya en diciembre, Antonio G. volvió a reunirse con la damnificada y le propuso una nueva refinanciación de los cuatro créditos en tres cartones de 150.000 pesos cada uno, a devolver 50 cuotas por día de 4.260 pesos, lo que dejaba una suma de 213.000 pesos por cartón y 639.000 pesos en total, según detallaron desde la Fiscalía. Para la mujer fue imposible afrontar estos pagos y el pasado 13 de enero Antonio se presentó en su casa y volvió a amenazarla diciéndole que tenía saldar la deuda, porque de lo contrario le quemarían la vivienda.
Por esta situación límite, la comerciante juntó el valor necesario y finalmente hizo la denuncia. El fiscal decidió imputar al cuarteto por los delitos de usura crediticia agravada por habitualidad o profesionalismo, en carácter de coautores. En tanto, Antonio G. sumó la acusación por amenazas coactivas. Tras escuchar a las partes, el juez Ismael Manfrín aceptó los cargos de la Fiscalía y dictó la prisión preventiva por el plazo de 60 días para los colombianos, mientras avanza la investigación.
La pesquisa continúa para determinar si hay más personas involucrados en estos delitos, como así también precisar si hay más víctimas de este accionar. A su vez, los fiscales de la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos ordenaron nuevas medidas para corroborar si estos hombres tienen relación con la banda que se hacía llamar «Los Colombianos» y que la semana pasada fueron imputados por siete hechos similares donde ofrecían préstamos con un interés del 360 por ciento anual y tenían su sede de operaciones en el Mercado de Productores, de 27 de Febrero y Constitución.
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