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miercoles 01 de mayo del 2024

Atravesando la cuarentena, el dilema del aislamiento y cómo resolver la vida en este contexto

Ana Bloj, doctora en Psicología, investigadora y docente de la Universidad Nacional de Rosario analiza la nueva coyuntura de aislamiento que atraviesan millones de personas en el mundo debido a la pandemia de Coronavirus COVID-19.

Para limitar la circulación y aglomeración de personas el Gobierno Nacional determinó la cuarentena obligatoria, acotando  la salida de los  ciudadanos exclusivamente a la realización de tareas indispensables como la compra de artículos de primera necesidad y de los trabajos que se consideran esenciales.

La mayoría de los argentinos se enfrentó a una nueva situación de la que casi no hay antecedentes, la de permanecer en casa sin poder salir.

El Ministerio de Salud de la Nación advierte que ante esta  situación transitoria de aislamiento, algunas de las respuestas emocionales puedan ser el miedo intenso, la ansiedad, la angustia, la irritabilidad, el enojo, la falta de concentración y los problemas en el sueño. También destaca la importancia de que las personas puedan hablar de sus sentimientos y que se armen redes de contención,  presenciales o virtuales, para poder cuidar la salud mental y emocional durante la cuarentena.

“Es muy difícil el encierro, en general es  vivido como castigo. Aunque existe la práctica de aislarnos cuando nos enfermamos, cada vez más los laboratorios y los modelos positivistas de salud proponen seguir trabajando  e ir resolviendo las dificultades de la enfermedad con la toma de medicamentos. Entonces, el planteo de una prevención por la vía del aislamiento  va a contrapelo de ese planteo de una salud totalmente mercantilizada, entonces cuesta pensar que yo no me tomo una aspirina o un ibuprofeno y sigo adelante, y estos son justamente los medicamentos contraindicados para esta enfermedad” analiza Ana Bloj, doctora en psicología y docente de la Universidad Nacional de Rosario.

Para Bloj esta situación que estamos atravesando está vinculada con la supervivencia y con la idea del cuidado: “Aparece esta idea de que cuidamos al otro desde nuestro propio cuidado y no sólo el de nuestro propio lugar, es  un movimiento complejo que implica un trabajo psíquico y humano importante, que va a contrapelo del discurso capitalista global”

“En tanto nos cuidemos vamos a estar más tranquilos, sobre todo allí donde hay factor de riesgo y para poder reducir el pánico que la situación genera. Hay que preparar a los jóvenes, a los adolescentes, a los que tienen menos de 60 años, para entender que si se cuidan están cuidando  a los otros y esto es también es una enseñanza que puede trabajarse y ampliarse a otras situaciones. Tenemos que pensar que nos tiene que servir para un aprendizaje más amplio y abarcativo de lo que tiene que ver con la esfera de lo humano” destaca Bloj.

Con los más pequeños

Desde los organismos oficiales recomiendan tratar de mantener  una rutina que les permita a las niñas y niños atravesar más fácilmente la cuarentena, tomando algunas pautas mínimas como el establecer algunos horarios y sostener medidas de higiene personal. Además de hablar con ellos de manera sencilla sobre la enfermedad.

Bloj es psicoanalista de niños, y a través de su trabajo en la clínica, pudo establecer que en general los más chicos no se hallan,  en el inicio de la cuarentena, especialmente angustiados por el aislamiento y la enfermedad “quizás porque ellos nos son grupo de riesgo, como fue cuando se atravesó la epidemia de Gripe A” y que están contentos de encontrarse en su casa con sus padres y hermanos “compartiendo un tiempo no apurado, algo que la vida cotidiana solemos tener muy limitado”.

Si hablamos de sectores medios y altos, la mayoría de los adultos continuamos trabajando desde el hogar, pero se instala un tiempo distinto, y sobre todo se limitan las corridas, los chicos viven hoy muy llevados de una actividad a otra, cansados, y creo que este parate, en ese punto, a los chicos los alivia mucho” destaca Bloj.

Aunque señala que en los sectores más humildes  pueden ir apareciendo problemáticas vinculadas con la subsistencia y la atención de las necesidades primarias que va a ir desarrollando otras problemáticas a las que habrá que enfrentar.

La psícologa  sostiene  que armar una rutina puede ayudar a un mejor modo de estar en el encierro. Organizar la realización de tareas escolares puede colaborar con esto, pero que no debe ser vividas como una demanda absoluta. “Creo que, si estamos todos bajo un efecto traumático, de mucho temor, no es el momento ideal para hacer la tarea como un mandato. Es importante que los adultos busquen el modo de acompañar la realización de los trabajos escolares. Me parece que es el momento de buscar dónde y cómo incluir la tarea. Lo importante es, en lo posible, generar pequeñas rutinas cotidianas al interior del hogar, que tiendan a lograr que cada miembro de la familia encuentre un espacio para estar y para hacer”

En este sentido, considera importante que cada miembro de la familia se haga cargo de alguna tarea dentro de la casa,  que esto facilita el armado de una rutina, establezciendo  pequeños límites y ordenando mínimamente la convivencia.

Las nuevas de tecnologías de comunicación y entretenimiento juegan un rol importante en mantener los lazos con los seres queridos, especialmente en momentos de cuarentena, y ofrecen una alternativa de distracción, que no debería ser la única.

Es importante que los chicos puedan comunicarse con sus abuelos a través del teléfono y las redes, incluso puede ser una manera de tranquilizarlos frente al hecho de que los mayores son un grupo de riesgo, y puedan comprobar que están bien. Es a través de estos medios que reciben las tareas escolares o pueden acceder a entretenimientos. No se trata de cortar con las tecnologías  sino de limitarlas ofreciéndoles otras alternativas y plantearles nuevas propuestas lúdicas o creativas, que, en algunos casos, puedan ser compartidas por toda la familia.

Adolescentes en casa

Los jóvenes deben guardar la cuarentena como todo el resto de la población, hay que tratar de mantener y recuperar los canales de diálogos para que se fortalezca la idea de la importancia de cuidarse para cuidarnos todos.

Hay que tratar de lograr un acuerdo, entre todos los integrantes de la familia, para establecer reglas de convivencia y que los adolescentes puedan hacerse cargo de algunas responsabilidades domésticas.

“Lo que más les cuesta a los adolescentes en este contexto es no encontrarse entre ellos y la vía de encuentro es internet. A pesar de esto se pueden proponer actividades como las de escuchar música o leer, además de las tareas escolares y la asignación de algunos trabajos para limitar el tiempo el tiempo en las redes sociales por parte de los jóvenes”, destaca Bloj.

Sin embargo, para la Doctora en Psicología, cree que los padres no deben plantearse grandes objetivos en este sentido, sino ir buscando el modo de invitar a otras actividades, tomando en cuenta que, muchas veces, las propuestas de los mayores  están para ser rechazadas.

Armar rutinas posibles, mantener el contacto con los seres queridos con los medios disponibles, establecer lazos solidarios y de apoyo, así como buscar espacios para hablar de cómo se siente cada uno, son herramientas que ayudan a sobrellevar una realidad atípica, que puede ser angustiante pero que eventualmente se va a terminar y dará lugar de nuevo a la vida normal y cotidiana.