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martes 23 de abril del 2024

Arte colaborativo e Inteligencia Más que Humana

Un recorrido por una muestra fascinante.

El público se encuentra en el más absoluto silencio, expectante, sin siquiera poder anticipar de forma imaginaria lo que van a presenciar. En una sala de La Casa del Artista Plástico, de la ciudad de Rosario, todos de pie en torno a un lienzo extendido en el piso, sujetado minuciosamente al suelo. La artista plástica junto a su robot, al que nombró como “El Dibujante”, van a dar inicio a la muestra que se dio en llamar “Arte y Tecnología. Performance Gráfica. Ana Chaves y Vehículo Robot”.

Ana, con su dispositivo móvil en mano, activa por bluetooth a El Dibujante, que de repente comienza a moverse, iluminado, amigable, misterioso, tecnológico…inteligencia artificial que acompaña a la artista en la creación, mancomunada, de una obra. Ante la mirada atónita de los asistentes, la fenoménica impacta y conmueve a través de una estética disruptiva, la interacción de humanidad y robótica en la gestión de una obra.

Me encuentro emocionada hasta las lágrimas porque sé que estoy siendo testigo de un momento histórico, de una de las infinitas facciones de la profunda revolución que la humanidad está atravesando ante la configuración de un nuevo entramado social y cultural con el desarrollo exponencial de las nuevas tecnologías.

Estoy cautivada por la visión de El Dibujante desplazándose sobre el lienzo, al tiempo que Ana interviene sus trazos poniendo en juego grácilmente su cuerpo y su talento. Atrapada por la misma lógica de corporeidad tecnológicamente extendida que me atraviesa como espectadora (ya no basta ver con mis ojos), dispositivo en mano, intento capturar cada instante de ese momento mágico en una serie de videos (aquí les comparto uno).

En ese momento viene a mi mente el filósofo argentino Alejando Piscitelli[i], queexplora las transformaciones que conlleva el desarrollo tecnológico, en un estudio etnotecnológico (que algunos autores piensan como antropología de vanguardia), como se expresa en una reseña de su libro, “la dialéctica tecnología-cultura sirve de trasfondo al análisis de las “metamorfosis cognitivas” que se han consolidado dentro de nuestra tecnocultura; estas metamorfosis particulares revelan una relación constitutiva entre la tecnología y nuestra mente[ii].

Piscitelli relata cómo la historia de nuestra cultura ha sufrido cambios que tendieron a la descentralización del yo a raíz de sucesivas afrentas al narcisismo de la humanidad: La teoría de Copérnico (la Tierra deja de concebirse como centro del universo), la teoría de Darwin, (asocia al humano evolutivamente con el resto de los animales), y la teoría de Freud (destituye al yo como dueño racional de sus acciones).

Alejandro Piscitelli plantea una cuarta discontinuidad, representada en la relación Hombre-Máquina Inteligente pensando en la Inteligencia Artificial. En este sistemático destierro del antropomorfismo no hay sutura aún para esta discontinuidad, pero este filósofo contemporáneo baraja varias hipótesis para pensar esta Era Post Humana, una de las cuales es la Inteligencia Más que Humana (IMQH). La fusión entre el Humano y la Máquina, el soporte biológico más el soporte cibernético.

Reflexiono, entiendo que no es necesario llegar a amalgamar literalmente el silicio y la química del carbono, aunque un día esto vaya a ocurrir. Desde el paradigma de la Complejidad[iii], podemos articular las heterogeneidades del humano y la máquina en una misma dimensión tiempo-espacio para potenciarlos…así lo entendió Ana Chaves. La experiencia comenzó en mayo de 2019, a partir de una propuesta de Dibujo fuera de lugar. Se trata de arte contemporáneo, donde se trabaja el dibujo como expresión fuera de lo convencional, de las formas tradicionales.

La mirada desde el arte

La integración de las nuevas tecnologías en el arte, es un reflejo de lo que ocurre a otros niveles. Todo está atravesado por lo virtual, afirma durante la entrevista Ana Chaves, y dice: “Fue una experiencia lúdica, y a la vez hasta irreal, otra dimensión, tal es así que los dibujos lo plasman. Salen espacios urbanos que no conozco y que parecieran de lugares futuros, diseños plasmados por El Dibujante, que es un vehículo robótico, un robot, que está basado en un software desarrollado por un amigo, Marcelo Savoini, que pudo configurarle a través de un software los elementos básicos del dibujo. A partir de la combinación del líneas en forma aleatoria, o colores, onduladas o quebradas, según mi necesidad, el dibujante plasma un diseño y van interrelacionándose, yo puedo intervenirlo en el momento que deseo, a la par o continuar sola…pero generalmente está todo el tiempo al lado, dibujando, a la par, eso me encantó y es como un juego….Si bien el arte generativo, al que se tiende, es aquel en el que la tecnología lleva totalmente adelante la ejecución de una obra de arte, ya que en el arte generativo la hegemonía es de la tecnología y el humano queda como relegado en cuanto hacedor; yo todavía lo tomo como arte colaborativo porque siento necesidad de seguir pegada al lápiz y al pincel y entonces sí me gusta integrarlo. Por eso digo que es colaborativo, el arte y la tecnología están de la mano y acá es donde mejor lo puedo plasmar y ver, y lo sentí así, por eso me divirtió y la experiencia me encantó.”

Ana es Profesora de Artes Visuales y Profesora de Educación Especial. Trabajó mucho tiempo con discapacidad, y la valoración del arte como recurso eficaz en ese ámbito la impulsó a seguir formándose e incursionar en su propia producción. Se dedicó a los grabados, por eso sus diseños tienen en común un patrón que, como los grabados, se da a través de la matriz. En el caso de El Dibujante, es un software en lugar de una matriz.

Los detalles tecnológicos

El hacedor de El Dibujante, Marcelo Savoini (que con orgullo, admiración y cariño les cuento que es mi hermano) nos cuenta detalles de su creación. El Dibujante es un rediseño de un prototipo previo, desarrollado a pedido de la artista, para ser utilizado para dibujar con marcadores sobre láminas de papel u otros materiales por los que se lo haga transitar.

Cuenta con cuatro motores con reducción para mover las ruedas asociadas a sus ejes, cada una orientable mediante servomotores que permiten girarlas con mucha precisión. Los motores y el servomotor son gobernados por una placa microcontroladora ´Arduino Mega 2560´ que hace mover o detenerse al vehículo de forma autónoma, utilizando sensores infrarrojos y de ultrasonidos para evitar colisiones. Cuenta además con cuatro sensores de color que le permiten reconocer el perímetro dentro del cual debe permanecer, en caso de ser definido, utilizando por ejemplo cinta de enmascarar azul. Funciona con un interruptor de encendido y otro para alimentar en forma independiente el receptor de señales BlueTooth, para transmitir comandos manualmente. Los comandos pueden ser simples o más complejos, como moverse en base a patrones pre-establecidos como senoides, círculos, etc. Todo el conjunto se alimenta mediante baterías de Litio. Esta versión posee tracción y dirección independiente en cada una de sus cuatro ruedas, lo que le permite girar en forma inmediata en cualquier ángulo. Esto le brinda una alta precisión incluso para la escritura, si así se lo programa.

Anecdóticamente, cabe destacar que se utilizaron algunos elementos de la vida cotidiana entre sus partes, como por ejemplo una ensaladera para su cúpula, la que le otorga el aspecto de nave espacial, y cuatro tapas de envases de desodorante para cubrir los sensores de color.

El Dibujante hizo su debut en público el sábado 2 de noviembre de 2019, doy fe.

[i] Piscitelli, A. (2002) Ciberculturas 2.0 en la era de las máquinas inteligentes. Paidós. Buenos Aires

[ii] Muñoz, S., Carlos, M. (2008) Reseña de “Ciberculturas 2.0 en la era de las máquinas inteligentes” de Alejandro Piscitelli. El Hombre y la Máquina, núm. 30 enero-junio 2008, pp. 141-143. Universidad Autónoma de Occidente. Cali. Colombia

[iii] Morín, E. (1997) Introducción al pensamiento complejo. Gedisa. España