Por Andrés Cánepa.
Marcelo Lewandowski se quedó con una de las tres bancas del Senado de la Nación que pertenecen a la provincia de Santa Fe. El peronismo quedó segundo a 8 puntos de Juntos por el Cambio y será un resultado que puede traer consecuencias en la gestión de Omar Perotti. La disputa feroz en la interna, que quedó en stand by producto de los comicios venideros, hoy puede precipitarse en un gran cambio en el gabinete.
La lista que encabezó el periodista deportivo perdió en 16 de los 19 departamentos que constituyen el territorio santafesino. Sólo pudo vencer en Garay, un departamento chico del centro norte, San Lorenzo y Rosario. Y seguramente parte del análisis se centre en este último distrito para entender las fortalezas del “gallego” como elector.
Lewandowski fue el elegido de Perotti y de Cristina Fernández de Kirchner porque era el que mejor medía en la provincia como candidato, sin el sello adelante. Eso nos hace pensar que si el candidato era otro, la derrota podría haber sido aún más dura. Pero además, hay que entender que el senador por el departamento Rosario venía de ganar una elección hace dos años casi en soledad, sin mayores luces durante su campaña y desbancando al socialismo de un cargo histórico para esa fuerza en la Cámara alta provincial.
Como mencionaba, en 2019 ganó las elecciones contra la ex intendenta Mónica Fein. Y ayer volvió a conquistar el departamento con 36 puntos contra los 32 que cosechó Carolina Losada en este territorio. Lo cual ratifica que, de no ser por Lewandowski, el impacto hubiese sido profundo. Y un dato no menor: Rosario es la única ciudad grande del interior del país donde el Frente de Todos resultó ganador.
En lo comparativo, en la categoría a senador el peronismo obtuvo 36 puntos, contra los 22 que conquistó en concejales con Lisandro Cavatorta a la cabeza. Eso marca, además, que penetra en un electorado que no es del núcleo duro, como especulaban los armadores, y que se llevó dos elecciones seguidas en la ciudad que lo vio nacer, crecer, desarrollarse desde lo profesional y ahora desde lo político.
El perfil de tipo de barrio que jamás abandonó, su mesura a la hora de declarar y el nivel de conocimiento que tiene por su paso por Canal 5 y por las transmisiones nacionales del Fútbol Para Todos y en TNT, lo posicionan como un candidato nato a competir por la intendencia en 2023. Y en los dos exámenes que rindió en el territorio, aprobó con medalla de honor.
Otros sectores del peronismo, ante la ausencia de una figura que se erija como el sucesor de Perotti en la Casa Gris, lo ven como un potable competidor en la provincia. Pero dados los números, y las intenciones de Lewandowski, lo más natural sería que compita en su ciudad. Aunque en la política, hasta que no están puestas las firmas, no se puede asegurar nada.
Hay que esperar cómo se suceden los acontecimientos en el reacomodamiento de las fuerzas del Frente de Todos, ya que han quedado muchos heridos y se vienen movimientos de alto impacto en el gabinete provincial. La disputa interna, hasta acá, ha debilitado a un peronismo que había llegado fortalecido por la unidad en 2019, y debe volver a encontrar ese rumbo para ser competitivo nuevamente en 2023, aunque hay relaciones que parecen irreconciliables a esta altura.
En la historia de la provincia se hablaba que “alambrar Santa Fe” le permitía al PJ que no intervenga la Casa Rosada en las listas y así ser competitivos en los comicios. Ahora el peronismo perdió la provincia y levantó poco desde las PASO hasta las generales, pero si los locales alambran Rosario, usando esa vieja analogía, Lewandowski es un candidato firme a quedarse con la intendencia en las próximas elecciones ejecutivas.
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