El Presidente Alberto Fernández convocó a los 23 gobernadores y al jefe de Gobierno porteño para que avalen la quita del 60 por ciento de la deuda a bonistas extranjeros que quiere presentar en los Estados Unidos. A cambio, seguramente, ellos le pedirán ayuda fiscal y de coparticipación para poder enfrentar el pago de salarios y gastos de gestión en medio de una pandemia que azota al mundo. En Olivos está el centro de la escena durante esta pandemia.
El primer mandatario necesita aval político para ir con una propuesta más que agresiva a los mercados internacionales. Una condonación de deuda de 60 puntos del capital, postergación de pagos de intereses hasta el 2024 y plazos de pagos en cómodas cuotas de ahí en adelante. Lo que quiere llevar al país del norte, aunque es casi seguro que será rechazado, es una foto con todos los gobernadores para demostrar que no es un capricho del Poder Ejecutivo nacional, sino que está respaldada la oferta por los jefes de los Estados locales.
No se puede pensar en medio de una crisis fiscal profunda, de caída económica y de inflación a 50 por ciento que Argentina, pueda enfrentar el pago de más de 60 mil millones de dólares en los próximos dos años. Y además, no hay manera de que nuestro país pague si no crece su economía. Ni siquiera alcanzan todas las reservas del Banco Central para salir a afrontar los compromisos con los acreedores.
Mientras que Martín Guzmán, ministro de Economía, prepara el plan, los gobernadores van a Olivos con la idea de solicitarle una ayuda extra para enfrentar la pandemia. Santa Fe, en voz del jefe de la cartera de Hacienda, Walter Agosto, anticipó que ante la grave caída de la recaudación es muy probable que tenga conflictos para el pago de salarios de los haberes de abril. Y las demás jurisdicciones están en la misma situación fiscal. Por lo que no podrá el gobierno nacional, responsable de haber decretado el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, mirar para el costado ante el reclamo.
Después de la reunión viene la foto, y seguro todos sonrientes, pero durante el cónclave se tratarán estos temas también. Inclusive, hay gobernadores que van a ir a solicitar la apertura económica para distintas actividades regionales que se ven perjudicadas antes la necesidad del aislamiento para salvar vidas.
Y la prioridad del gobierno en este 2020 es esa, evitar un desastre sanitario, poder reducir el margen de riesgo de salud para los adultos mayores y grupos con afecciones médicas previas, para no tener que lamentar miles de muertes como en los países que miraron para el costado al coronavirus desde el principio. Pero también sabe Fernández que el aislamiento va a tener un límite y la salida va a ser muy dura.
No hay economía que aguante quieta más de 1 mes para ningún comercio o PYME, y eso es lo que enciende las alarmas. Los titulares de negocios y empresas vienen avisando que el mes que viene ya no pueden afrontar el pago de salarios al 100 por ciento. La línea de créditos que ofreció el gobierno nacional para el sector es de difícil acceso, ya que en las entidades bancarias, por no poder pagar salarios, los califican como de riesgo a los solicitantes. Es el cuento de la buena pipa.
Pero si hay algo que estamos seguros es que la deuda, tal cual está presentada y heredada, no se puede afrontar y menos en este año especial para todo el mundo en su conjunto. Los bonistas van a rechazar la idea del gobierno del Frente de Todos, y se abrirá una etapa de negociación de 30 días para evitar entrar en default. Y a eso es a lo que no queremos llegar, aunque depende exclusivamente de la voluntad de los acreedores extranjeros.
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