El psicoanalista Ricardo Antonowicz se refirió al deterioro de nuestra calidad de vida producto de la ola de inseguridad y a las manifestaciones psíquicas y físicas que acarrea el hecho de vivir con miedo.
«Hay un desgaste silencioso que carcome y mata«, dijo.
Según el jefe del servicio de Psicología del Sanatorio Municipal Dr. Julio Méndez y coordinador de actividades asistenciales del hospital Borda, «el cuerpo se resiente por la constante sensación de ser protagonistas de un acto criminal».
Y especificó: «genera estrés, taquicardia, secreción de adrenalina. El crimen golpea sin justicia y sin defensas lo que nos hace sentir frágiles».
Asimismo, dijo que «nuestra postura corporal está cambiando al sentirnos todo el tiempo observados y en peligro. Vivimos en modo continuo ante el pálpito de ser asaltados, vivimos en estado de alerta».
«Se produce un apenas perceptible movimiento en el cuerpo. Algunas personas tratan de ocultar el miedo adoptando un falso aire de seguridad pero se los nota caminamos pegados a la pared. Esto indica necesidad de protección«, ejemplificó Antonowicz.
«La sociedad intenta ocultar la sensación de indefensión pero lo paga con salud. Ha desaparecido la cordialidad y hay un temor hacia el otro», finalizó.
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