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miercoles 24 de abril del 2024

Vistió la camiseta de Central, fue campeón con Independiente y ahora vive en medio de la selva

Un ex futbolista canalla se encuentra en un lugar exótico de México para llevar adelante un proyecto que pretende asentar el primer lugar autosustentable solar.

Roberto Molina fue un mediocampista de pie fino que surgió de Ferro pero tuvo sus mejores horas en el fútbol argentino con la camiseta de Rosario Central en la década del ’90 y de Independiente, club con el que alzó la Supercopa Sudamericana ante Flamengo en el mítico Estadio Maracaná, donde fue titular en el duelo que definió la corona gracias a la diferencia de gol obtenida previamente en Avellaneda.

Luego de una extensa estadía en el fútbol mexicano y un retiro en Caballito con previo paso por Racing, el Nuno se instaló en un lugar totalmente aislado y exótico como la selva mexicana para llevar adelante un proyecto que pretende asentar la primera ciudad autosustentable solar en esta zona turística de México.

«Estoy en Tulum. Le decimos la selva, pero no es que estoy metido en la selva amazónica porque no estoy preparado ni es algo que siento. Pero este es un lugar maravilloso. A ocho minutos de la playa, del caribe mexicano. Me asenté en un sector de selva, porque acá hay mucha selva. Es un lugar maravilloso energéticamente. Todavía hasta hoy hay selva, aunque lógicamente la ha destruido el avance del hombre», explicó el jugador al periodista Rodrigo Tamagni del medio Infobae sobre esta vida que empezó a construir hace más de siete años. «Estoy sobre la carretera, entre la pirámide de Tulum y la pirámide de Cobá. Estas tierras todavía son ejidales, que no han sido habitadas o trabajadas por el avance del sistema, de los humanos. No han sido trituradas».

 

«Estoy a 16 kilómetros de Tulúm. Tengo acceso por la carretera», grafica sobre el lugar de residencia, en el cual tiene que recorrer más de 45 kilómetros para poder comprar en uno de esos hipermercados que se replican cada un puñado de cuadras en las grandes ciudades. La entrevista se hace en varias etapas. Todas atadas a la disponibilidad de la señal. Esa que corta abruptamente la llamada y recién permite seguir la charla al otro día.

«Llevo casi nueve años entre Tulum y Playa del Carmen. Con períodos por ahí de seis meses que estuve trabajando en el fútbol, porque más allá de toda la conexión que tengo acá, cuando siento que pica una pelota se me pone la piel de gallina. El fútbol es el 50% de la vida. El otro 50% incluye todo esto. Queremos hacer tipo una ciudad con la proyección de que sea autosustentable, pero por el momento es sostenible. Tratamos de volver a conectarnos un poquito con la tierra, con la naturaleza. Tomar una conciencia real de que los chicos hoy por hoy están conectados a un cable. Están con el celular, la Play; salen de la Play y van al televisor. Les sacás el celular y se deprimen. Esto es real, no es broma. Pasa en todas partes del mundo», reflexionó a sus 48 años

Molina hizo base en México, donde fue parte del América, Atlante, Toros Neza, Puebla y los Tiburones Rojos de Veracruz. También estuvo como asistente del entrenador Francisco Ramírez en los Cafetaleros durante el 2017. «Muchas veces me dicen que este es el Lado B, pero en realidad siempre digo que sería el Lado A y lo que se ve en la TV es el Lado B. Uno es producto del sistema, del exitismo, de lo vulnerable que puede ser una persona con referencia al sistema que nos obliga a triunfar; un triunfar que está mal interpretado porque a veces pensamos que es ganar dinero. Esa es una de las cosas que siempre me quedó de la educación de mis padres: el triunfo no pasa por el dinero, sino por una felicidad interna».

El parador natural está ubicado en una zona estratégica del caribe mexicano. Al costado de la carretera que une dos de los símbolos de la cultura maya que más de un milenio después todavía siguen en pie emanando la energía que atrae a miles y miles de turistas. Recostado sobre las espaldas de Playa del Carmen o Cancún. Mucho más cerca de Belice que del propio DF. Allí se radicaron. Se adentraron en un pequeño hueco de esos que aparecen de vez en vez a lo largo de los 40 kilómetros de asfalto con apenas una mano por lado, de una interminable arboleda que parece querer volver a dominar el terreno que siempre le perteneció hasta que fue trastocado por la mano humana para construir el camino. Ahí sembraron la semilla de un sueño: construir una ciudad autosustentable que respete a la naturaleza.

«Siempre he sido muy amante de todo lo que pasa a mi alrededor. De disfrutar hasta de la hormiga que está pasando acá por enfrente mío. Todo tiene su encanto. A veces estamos tan dormidos, que el trabajo, que el dinero, que pagar la renta, la luz… Y nos olvidamos de empezar a percibir estas pequeñas cosas», explicó.

Nuno Molina debutó en la primera del Canalla el 12 de abril de 1994, en un encuentro justamente ante Ferrocarril Oeste en el que igularon 0-0 y el último fue el 25 de junio de 1995 ante San Lorenzo de Almagro (derrota 1-0). En total, el ex mediocampista disputó 54 partidos con los colores auriazules y marcó 7 goles.