Soplan vientos de cambio cultural. El discurso del patriarcado comienza a ser cuestionado. Frases antes aceptadas hoy ya no lo son tanto. Comportamientos masculinos hasta hace poco normales-o normalizados- son puestos bajo la lupa. Los relatos de mujeres acosadas adquieren una visibilidad insospechada. Sin embargo, no hay transformación colectiva que se logre sin contradicciones. En ese sentido, la reciente decisión de los organizadores de la Fórmula 1 de eliminar la presencia de promotoras en el circuito automovilístico más importante del mundo porque «no se adapta a las normas sociales vigentes», tensiona dos cuestiones: por un lado, el rol de las mujeres en esa competencia. Por el otro, la fuente de trabajo de las chicas.
Violeta Pernice es piloto de la categoría Top Race en Argentina. Vive desde adentro el automovilismo, un deporte donde predominan los hombres. En diálogo con Rosario Nuestro, la deportista abre el juego: «Me parece una medida muy drástica. Si bien se expone a la mujer, hay muchas chicas que pagan sus estudios, que mantienen su hogar o simplemente se dan sus gustos con lo que les pagan. Es su fuente de ingresos».
«Me parece una medida muy drástica».
Para la corredora, «si se quiere cuidar a la mujer, excluyéndola no se logra nada». Pernice propone una solución intermedia: «Tendría que haber mitad hombres y mitad mujeres». Y relata que trabajó con un promotor hombre con el que tuvo una experiencia gratificante: «Promocionábamos una marca de celulares. Iba en rollers por todos lados. Era una atracción más de la carrera».
«si se quiere cuidar a la mujer, excluyéndola no se logra nada».
Sin embargo, no todo es color de rosa-como el Alfa Romeo con el que recorre las pistas-en el circuito. «Hay un 90% de hombres. No es es fácil. Hay que saber manejarse. Los chistes están, los piropos también», dice. Pero Violeta cree que «está en nosotras hacer valer nuestras condiciones».
«Tendría que haber mitad hombres y mitad mujeres».
«Hay un 90% de hombres. No es es fácil. Hay que saber manejarse. Los chistes están, los piropos también»
Al final de la charla, algunos interrogantes se disipan. La mirada de Violeta deja algo de superador. La propuesta del 50 y 50 de promotores mujeres y varones, parece reconciliar lo que se vislumbraba como irreconciliable: el trabajo y la equidad de género. Se vuelve necesario escuchar las voces desde adentro de los círculos donde las cosas suceden. Hay algo de accesorio, de ornamental en el posicionamiento de las chicas en las carreras, y de rigidez en los estereotipos de belleza que se ponen en juego, que hacen ruido. Pero también están su libertad, sus ganas y sus necesidades. Nadie les pregunta a ellas si desean-o no- estar ahí. Ni hablar de las condiciones de trabajo. Quizás su respuesta sea una llave para abrir nuevas puertas.
