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viernes 26 de abril del 2024

Vaginismo: ¿De qué se trata?

Es una de las disfunciones sexuales femeninas menos conocida, sin embargo, conocer de qué se trata es importante para detectarla, ya que con el tratamiento adecuado, puede cambiar significativamente la vida de quienes la padecen.

Esta disfunción se caracteriza por la contracción involuntaria del tercio externo de la vagina, a la hora de intentar el coito (penetración del pene en la vagina) o incluso al intentar cualquier otro tipo de introducción (tampones, revisación ginecológica, etc.).

Esa contracción, además de ser involuntaria, es muy fuerte, de manera que genera una barrera de acceso casi imposible de sortear y que genera mucho dolor en cada intento.

El vaginismo puede ser primario,  es decir que existe desde el inicio de la actividad sexual; o secundario, es decir adquirido como consecuencia de algún acontecimiento puntual. El vaginismo secundario suele presentarse por ejemplo después del parto, asociado a los temores relacionados con la cicatrización de la episiotomía (incisión que se practica en el periné con el fin de evitar el desgarro de tejidos durante el parto).

Este trastorno suele ser causado por el miedo. Ya sea en el inicio de las experiencias sexuales, o secundariamente, el miedo a ser lastimado y/o  al dolor, tanto como la interpretación cognitiva de que la práctica a realizar puede ser peligrosa, generan en un primer momento esta contracción de la entrada de la vagina, como una forma automática de defensa ante lo que se percibe como amenaza, y que luego queda establecida como respuesta condicionada.

La insistencia en los intentos, con las sucesivas experiencias dolorosas y la frustración de no conseguir la penetración, no hace más que agravar el cuadro.

Lo ideal en estos casos es consultar con un especialista en sexología clínica, para que se administre el tratamiento adecuado. El tratamiento abordará todas las dimensiones implicadas considerando la singularidad de cada caso.

La estrategia terapéutica

Se trabaja identificando y desactivando los temores, ofreciendo información correcta respecto a la anatomía y el funcionamiento de los genitales y la dinámica del coito, derribando temores basados en creencias populares que circulan socialmente en relación a la penetración vaginal en general, e incluso a la primera relación coital en particular.

El tabú de la virginidad, ha circulado asociado al fantasma del dolor intenso, de sangrado, la idea de “rotura”, de lesión. En verdad, el temor a lo desconocido, la vergüenza o la culpa, son emociones que suelen activar niveles de ansiedad que impiden la excitación, y  por lo tanto, la lubricación y los cambios en la disposición del canal vaginal, necesarias para que la penetración se lleve a cabo sin molestias.

Por otro lado se indican ejercicios para que la mujer realice en su intimidad, que progresiva y cuidadosamente vayan desactivando la respuesta condicionada de contracción. Es importante respetar los tiempos de cada persona para su realización.

También es importante desarrollar la capacidad de hacer valer el propio derecho a tomarse el tiempo y a pedir los estímulos que sean necesarios para lograr un nivel óptimo de excitación, lo que en todos los casos es una de las habilidades requeridas para que la experiencia sexual esté libre de tensiones y sea realmente placentera.