Un tribunal australiano ha rechazado la denuncia qur Cillia Carden había interpuesto en la localidad australiana de Perth contra varios de sus vecinos por los olores que le llegaban a su patio trasero procedentes de sus asados.
«Solo huelo a pescado. No puedo disfrutar del patio trasero de mi casa. No puedo salir», aseguró la muchacha, masajista de profesión y que vive en la localidad de Girrawheen, un canal australiano.
Según afirmó el diario británico The Guardian, la mujer denunció además a sus vecinos por el olor a tabaco, el ruido de las sillas y de los niños «jugando a baloncesto» durante las parrillas.
Carden afirma que la situación le ha restado calidad de vida y asegura que sus vecinos la molestan de forma deliberada. Dice, además, que no puede dormir, «solo quiero recuperar mi vida», aseguró.
Uno de los vecinos ya quitó su parrilla y prohibió a sus hijos jugar al baloncesto, dijo al mismo canal. Otro aseguró que «se demostró que las peticiones de la señora Carden no eran razonables y que, además, iban en contra del disfrute responsable de su casas por parte de los propietarios». La Corte Suprema de Perth, tras desetimar el caso, llamó a los implicados en el conflicto a «usar sus energías en busca de la mejor solución para ambas partes».