Un santafesino en busca de la cura contra el coronavirus: “Ya hay siete proyectos de vacunas que se ensayan con humanos”
La carrera contra el tiempo para lograr derrotar al coronavirus no cesa. El médico santafesino Leandro Grimaldi forma parte de un equipo de investigación que trabaja a contrarreloj en Estados Unidos en busca de una vacuna. La buena noticia es que la intensa labor está dando sus frutos. “Hay muchos avances al respecto. De los casi cien proyectos clínicos desarrollados ya hay siete que están en la fase de experimentación con humanos”, afirmó el especialista.
Grimaldi nació en el barrio santafesino de Barranquitas y se crió en la capital provincial. Estudió medicina en la universidad de Harvard en Estados Unidos, donde se recibió con honores. Jamás imaginó que su profesión lo pondría frente a una de las crisis sanitarias más duras de la historia de la humanidad. En ese país pertenece a un equipo de especialistas que procuran vencer al Covid-19, la pandemia que atraviesa al mundo entero.
En el marco de una entrevista al aire del programa El Puente, que se emite por Radio Mitre Rosario, el facultativo reveló detalles sobre su trabajo y se mostró optimista sobre los escenarios posibles. Así, explicó que “hay muchos avances y explicó que “de los casi cien proyectos clínicos desarrollados ya hay siete que están en la fase de experimentación con humanos”. En ese sentido, se mostró optimista con las pruebas y contó “que los primeros ensayos se realizaron en China y ahora también se sumaron varios en laboratorios de Estados Unidos”.
En cuanto a la fecha para el lanzamiento de la vacuna, remarcó que “es imposible poner un tiempo de desarrollo exacto” pero todos los indicadores muestran que la comunidad científica “se está moviendo a una velocidad sin precedentes” y agregó, aunque con cautela: “Creemos que de seguir con el ritmo que vamos y de poder aprobar un estudio para fin de este año la comercialización de dicho fármaco estaría recién pudiéndose realizar para el 2021”.
El especialista dejó en claro que la puesta en marcha de una vacuna “no sólo es complejo del punto de vista de pensar la cantidad que se demandaría a nivel mundial”, sino que la característica mutativa del virus dificulta poder darle fin a un ensayo y se debe considerar además “los posibles efectos adversos en determinados pacientes”.
En definitiva, consideró que junto con el staff que lo rodea están frente a un juego de “riesgo -beneficio donde se deben medir todas las variables posibles y establecer ante todo un parámetro de seguridad para poder elaborarlo en masividad”.
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