Un año sin Joaquín Pérez: «Así me lleve la vida entera, no voy a parar hasta que haya justicia”
Por Nicolás Menna Lambertucci
Este 19 de octubre se cumple un año del crimen de Joaquín Pérez, el arquitecto asesinado a pocos metros de su casa, en el barrio de Arroyito, cuando delincuentes lo sorprendieron para robarle el auto. No conformes con eso, lo remataron a tiros.
En ese momento, el caso generó hartazgo por parte de la sociedad, que pedía justicia por Joaquín, y por todas las víctimas de la violencia. Parecía que podía haber un antes y un después en la inseguridad que se apoderó de Rosario.
Sin embargo, no sólo eso no ocurrió, porque la violencia armada sigue asolando la ciudad, sino que, por el homicidio de Joaquín, un año después, aún no hay personas detenidas.
Respecto a la causa, Indiana, viuda del arquitecto, aseguró: “Sigue en foja cero, sin aparecer los asesinos, no tenemos ni siquiera un nombre, no hay ningún avance”. Y remarcó que “la evidencia está, las cámaras públicas y privadas, las huellas del arma, las vainas del cuerpo de mi esposo y en portón de la cochera, el tema es que no los pueden identificar”.
“No sé por qué, cuando pregunto me dicen que al final las cámaras no se ven tan bien, las huellas no sé la cantidad de puntos tienen que tener y no se pudo identificar como corresponde, el auto estuvo en la intemperie tres días en la comisaría y el arma era de una persona fallecida, los hijos no tenían idea que el arma la tenía el padre así que tampoco indagaron por ese lado”, agregó.
Situación que vuelve a esa fatídica noche del 19 de octubre de 2021, un loop interminable. Una reiteración constante de ese momento cuando su compañero de vida llega a golpear la puerta de su casa herido de muerte.
Precisamente Indiana lamenta esa falta de justicia: “No sé si no quieren avanzar, no pueden, sin son inútiles, es algo que me pregunto todos los días. Cómo puede ser si a los pocos días fui a Fiscalía y me dijeron que ‘esto es cuestión de días, porque tenemos todo, la evidencia está completa’, al final ´’las cámaras no se ven tan bien, las huellas no las pudimos sacar, se mandó toda la pericia a Chaco y todavía no tenemos novedades’. Entonces en algún momento me versearon, o hay algún trasfondo mucho más pesado”.
Dolor, duelo, herida abierta, justicia. Palabras que van y vienen muchas veces en el diálogo con Rosario Nuestro. Saca fuerzas desde donde muchas veces ni siquiera ella sabe y continúa su relato.
“La muerte de Joaquín no fue un accidente, no estaba enfermo, fue un asesinato, hay culpables, entonces el duelo va de la mano con la justicia, porque hasta que no haya justicia, la persona no puede terminar de duelar como corresponde. Y para eso, necesito que encuentren a los asesinos de Joaquín, porque esto es la incertidumbre total. Es llorar algo que era evitable, y si no se pudo evitar, por lo menos traeme a las personas. No quiero la pena de muerte, solamente que me digan ‘son estos dos’ y cumplan la condena que corresponde. Tengo que sostener a una nena de tres años, no es fácil”, expresó.
El temor
“Hay tantos asesinatos todos los días, que eso se va acumulando, y los otros empiezan a quedar atrás. El temor es constante, a que lo archiven después de tanto tiempo que pasó. Igual quiero creer y confiar que tarde o temprano van a aparecer, así me lleve la vida entera, no voy a parar hasta encontrarlos, a seguir pidiendo que haya justicia”, reflexionó Indiana.
“Saber que hay responsables y que están dando vueltas, se siente una impotencia, es un desgarro”, agregó.
El recuerdo
Sin dudas, está no será una fecha más para la familia y amigos de Joaquin. Donde lo terrible de la pérdida estará a flor de piel. Pero también el recuerdo de las pequeñas cosas cotidianas que pueden hasta arrancar una sonrisa. “Malena lo recuerda todo el tiempo, sabe que está y en cielo, que no puede venir, y es una nena emocionalmente muy inteligente. Así y todo, ella cuando estoy mal viene, me abraza y me dice ‘mami no llores, papi nos está cuidando’”, dijo la mamá de la pequeña.
Finalmente, sostuvo que no habrá movilización: “Las marchas son fuertes, es tan doloroso, porque después uno se vuelve a su casa con ese dolor en la mano y cuesta un par de días reacomodarse un poco. Es una fecha muy difícil y no creo que estemos en condiciones de afrontar una marcha. Además, cada vez va menos gente a las movilizaciones porque se naturalizó, ‘hay tantos muertos por día’, y para juntarnos la familia y los amigos a llorar en una esquina, preferimos juntarnos entre nosotros. Tratamos de salir adelante como se puede”.
Comentarios
Para comentar, debés estar registrado
Por favor, iniciá sesión