Durante la pandemia nuestra casa se ha convertido en el único escenario (en muchos casos) que presenciamos con el correr de los días.
Mantener el orden a veces se complica por desgano, falta de organización o de practicidad lo que repercute en nuestras emociones.
Flavia Macaudiere, especialista en cursos de desarrollo personal y profesional afirma que “cuando acumulamos cosas nos encontramos con la sensación de no tener espacio”.
“Los espacios hablan de nosotros y empiezan a reflejar lo que llevamos dentro” agrega.
“Tenemos que lograr un espacio que sea cómodo, relajado y funcional, un espacio adaptado a convivir con otras personas”.
Tipos de desorden
- Temporal: es un desorden transitorio porque guardamos en momentos posteriores o a lo largo del día.
- Apego emocional: cosas de las que no podemos desprendernos.
- Del acumulador: el que suele decir yo guardo y colecciono.
- En épocas de crisis: antes pérdidas o situaciones como mudanzas o separaciones que generan estrés nos encontramos con un ambiente desordenado.
- Incómodo: es cuando no queremos invitar a nadie a nuestras casas porque tenemos todo desordenado.
“Es importante tener en cuenta que el desorden no se hace solo y que genera consecuencias negativas como pérdida de dinero, o llegadas tarde por no encontrar las cosas” detalla Flavia.
“Los espacios desordenados representan una emoción específica y la mayoría se representa con miedos. Estamos frente al temor de relacionarnos con otras personas”.
Emociones ocultas en los espacios
- Cocina: tener la cocina desordenada representa fragilidad emocional y resentimientos.
- Baño: miedo a ser lastimado.
- Living: falta de control y gestión.
- Nidos: miedo a expresarnos.
- Cama: relación amorosa descuidada.
- Habitación: altibajos emocionales.
- Placard: dificultad para analizar las emociones.
- Bolso: confusión emocional en lo más íntimo.
Ventajas de ser organizado
- Ahorro de tiempo y dinero.
- Se vive más relajado.
- Espacios agradables y armoniosos.
- Mejor economía.
- Mayor tiempo libre.
- Mejor autoestima.
- Si ordenas por afuera te ordenás por dentro.
Los pasos para ordenar
- Sacar y limpiar.
- Clasificar: tirar lo que no se usa y conservar sólo lo que nos resulte funcional.
- Organizar por categorías.
- Asignar un lugar a las cosas.
- Guardar donde se usa.
- Rotular.
- Mantener el orden.
- Disfrutar.
“También tenemos que aprovechar los elementos aliados de la organización como canastos, portallaveros, percheros, hacer listas de compras, de menú, etc. Estos hábitos nos ayudan a sobrellevar el estrés” concluye Macaudiere.
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