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martes 23 de abril del 2024

Tras el tiroteo a la Iglesia, religiosos de barrios populares emitieron un duro comunicado

Tras el atroz tiroteo narco contra la fachada de la iglesia María Reina, que también afectó al colegio Pablo VI, la zona noroeste de la ciudad quedó conmovida. En las últimas horas, religiosos de barrios populares emitieron un comunicado repudiando el ataque y exigiendo «seguridad y justicia» a las autoridades.

«Como sacerdotes que vivimos nuestro ministerio en los barrios populares de nuestra ciudad, nos unimos a nuestro hermano Juan Pablo Núñez y a su comunidad parroquial en este momento de tanta dificultad», dicen las primeras líneas del escrito.

«La Parroquia es la Iglesia que haciéndose vecina comparte la vida de la gente. Es por eso que la comunidad de María Reina y de la Escuela Paulo VI no pudo mantenerse al margen del drama que viven las familias del Barrio Larrea, así como se viven cotidianamente en todas nuestras comunidades, y que nadie en esta ciudad puede ignorar: la violencia se ha apoderado de nuestros barrios, y nos hace vivir, a chicos y grandes, en estado de alerta permanente a raíz de tiroteos, enfrentamientos, amenazas y robos. Esto está potenciado por la creciente tenencia de armas que se ha vuelto masiva en los domicilios y en las calles, y las aparentes complicidades que nos llevan a vivir en un estado de impunidad. El más triste resultado de todo esto es la naturalización de la muerte en la que crecen nuestros chicos y la consiguiente falta de amor a la vida propia y ajena», agregan.

A través del comunicado, los religiosos se comprometieron a colaborar más con la problemática «porque somos personas de fe y, ante el desamparo en que vivimos confiamos en el Dios de la misericordia, no queremos ceder al pesimismo y nos comprometemos a colaborar más aún con la sociedad y el Estado en lo que nos es propio: abrazar la vida de nuestros niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos que han sido marginados por el sistema y por una sociedad que al mismo tiempo les quita las oportunidades, los discrimina, los desprecia y los descarta».

«Porque son “felices los que trabajan por la paz” (Mt 5,9), procuramos vivir en paz y buscar el bien de todos e invitamos a las autoridades a que cuiden a todos los ciudadanos. No podemos dejar de exigirle a este Estado, SEGURIDAD y JUSTICIA, recogiendo el clamor de las mujeres y los hombres de nuestros barrios, y como ciudadanos que somos. Sabemos que esto no se logra atacando los eslabones más débiles del sistema delictivo, que con frecuencia son víctimas y no responsables, sino yendo a la raíz misma del problema, es decir, a las organizaciones que sustentan este sistema de muerte», continúa el escrito.

Además, los sacerdotes le hicieron una recomendación a los autores del ataque: «Les recordamos que Dios siempre se alegra de sus hijos cuando vuelven a los brazos de su Padre amoroso, quien los espera en su misericordia».

«A la Madre del Rosario, quien ha dado nombre y origen a esta ciudad, encomendamos la vida de cada uno de sus hijos, en especial los que están más desamparados y le pedimos que nos abra los ojos y el corazón para descubrir en los otros a nuestros hermanos, con quienes estamos llamados a hacer de la ciudad de Rosario y del mundo, un lugar de justicia y paz», concluye el escrito.