Dos amigos, Joaquín de Tomaso y Tomás Zaragoza, tomando el concepto de la economía circular pensaron cómo usar sus habilidades produciendo de manera sustentable. Y fue durante la pandemia, donde tuvieron que postergar sus proyectos personales y generar un proceso para reinventarse, donde vieron en la infusión argentina por excelencia un camino al que le quedaba recorrido. Le aportaron evolución a la tradición.
“Changui es un proyecto que nosotros comenzamos alrededor del 2020 aproximadamente, nos habíamos recibido en el 2019 y dijimos bueno después del verano de 2020 empezamos a buscar trabajo en algún estudio de diseño o algo por el estilo y justo explota la pandemia en marzo y cualquier posibilidad de conseguir un trabajo en algún estudio de diseño como habíamos planteado no existía, ya había quedado trunca esa idea”, expresó, al aire del programa El Puente, que se emite por Radio Mitre Rosario, Joaquin de Tomaso, cofundador de Changüi, diseñador industrial y técnico matricero.
Asimismo, recordó hacía tiempo “veníamos estudiando todo lo que es componentes biobasados, biomateriales, la sustentabilidad y habíamos investigado una marca de Australia que hace tazas de café con borra de café. Tomamos esa idea y la adaptamos a lo que es hoy en día el mercado argentino”, agregó.
En efecto, el proyecto surge entre mates y chistes (más argentino no se consigue): “Estábamos tomando unos mates y cuando estábamos por cambiarle la yerba Tommy me dice, medio un chiste ‘che si lo hacemos de yerba’ y dijimos no es mala, por qué no la pensamos, la craneamos y empezamos a trabajarla”, dijo.
Sin embargo, este camino tuvo algunos escollos: “Al principio lo que nos sucedió fue que la yerba tenía un alto grado de humedad lo cual no nos era muy beneficioso a la hora de trabajarlo, porque había que secarlo, aplicar energía para este secado, era bastante difícil. Entonces lo que nos planteamos fue una especie de ingeniería inversa: ver todos los procesos que hay en la producción de la yerba mate y si hay algún descarte ahí, antes de seguir trabajando en la yerba húmeda. Así, fue donde llamamos, no menos de 300 o 400 establecimientos yerberos, y todos nos decían ‘no, no hay nada’”.
No obstante, llegó una respuesta que los volvió a poner en carrera: “Hasta que unas chicas de Buenos Aires una pyme que se llama Fronteras Blend cuando les comentamos que estábamos buscando polvo o algún tipo de descarte dicen sí, nosotros tenemos un montón de polvo, no lo queremos tirar y no sabemos qué hacer y bueno, ahí fue donde empezamos a trabajar y hoy en día estamos comercializando su yerba así que siempre cuando nos mandan algún pedido aprovechamos el envío y nos mandan también polvo”.
De este modo, hace más de dos años que están comercializándolo sus productos: “Por ejemplo van a ver que la parte superior tiene 20 facetados, por el año 2020 y todos esos facetados convergen en una sola forma con la idea que todos tenemos distintas perspectivas y distintas formas de pensar, pero en un caso llegado como la pandemia tenemos que todos unirnos por el bien común entonces conceptualmente es un poco la poesía que como diseñador uno a veces puede aportar”, concluyó Joaquin de Tomaso.