19°
martes 23 de abril del 2024

Torturaron hasta la muerte a su hijo por sospechar que era gay

En 2013, cuando Gabriel tenía apenas 8 años, su mamá, Perla Fernández, y su pareja, Isauro Aguirre, comenzaron a torturarlo de la forma más cruel posible por creer que era homosexual, al acusar que el chico jugaba con muñecas. Luego de dañarlo de todas las formas posibles, lo terminaron matando a sangre fría. Cuatro años después, comenzará el juicio contra los autores del homicidio que tuvo lugar en Los Ángeles, en Estados Unidos.

Todo empezó en 2012, cuando la mamá de Gabriel reclamó la custodia del chico que hasta ese momento vivía con sus abuelos. En aquella época, las imágenes muestran a un chico saludable y feliz. Pero desde que se mudó a la casa de su madre, su vida se convirtió en un calvario. Por sospechar que el chico era gay, Perla y su pareja lo sometieron a crueles ataques físicos y psicológicos, con burlas, golpes e insultos .

El padrastro, un guardia de seguridad de 37 años, cometió atrocidades de todo tipo: lo encerró en una jaula y le daba de comer arena para gatos, le ponía una media en la boca para que no pudiera gritar, lo quemaba con cigarrillos, le daba latigazos con un cinturón, le tiraba gas pimienta, le pegaba con un bate de béisbol y lo obligaba a salir a la calle vestido de mujer para que la gente se burlara de él.

La mamá de Gabriel, Perla Fernández, y su pareja, Isauro Aguirre.

La mamá del chico, era cómplice en todas las torturas, como así también cuatro asistentes sociales, que, a pesar de ser asignados al caso por denuncias de vecinos, no hicieron nada para protegerlo y serán también juzgados por su responsabilidad en el homicidio.

Gabrielito, como le decían, había decidido suicidarse debido a las atrocidades que recibía, dejando una carta que está en poder del tribunal. Sin embargo, el padrastro lo mató antes como producto de distintas lesiones. La mamá llamó al 911 cuando vio que su hijo no respiraba, pero según el fiscal, ella no hizo nada para salvarlo y hasta quisieron usar la carta de suicidio para decir que se había quitado la vida solo. Cuando llegaron, los médicos quedaron anonadados al encontrarse con el cuerpo: hematomas, quemaduras, cicatrices provocadas por golpes, ataduras, costillas rotas y el cráneo fracturado. El niño fue llevado al hospital, pero falleció dos días después.

A cuatro años del hecho, los culpables comenzaron a ser juzgados en Estados Unidos. El abogado de Aguirre reconoce todo pero afirma que su cliente no tuvo la intención de matar al niño. Sin embargo, la fiscal pidió que Isauro sea condenado por homicidio agravado por la imposición de tortura. De confirmarse esta acusación, el padrastro de Gabriel podría ser condenado a la pena de muerte.