En los últimos años se impuso en el mercado el consumo de colágeno en polvo como un recurso fundamental para mejorar la calidad de la piel y disminuir arrugas finas. Pero, ¿es imprescindible o se trata de una moda?
En 2018 y solo en Estados Unidos, el colágeno ingerido movió 120 millones de euros, un 30% según la firma de estudios de mercado Nutrition Business Journal.
Sin embargo, existe una controversia en relación a este tema.
Por un lado, existen estudios que aseguran que mejora la dermis y reduce el desgaste de los cartílagos que unen los huesos. Pero otros afirman que el cuerpo lo degrada en aminoácidos que luego son utilizados en la síntesis de las proteínas que precise el organismo, no necesariamente colágeno.
¿Qué es el colágeno?
Es una proteína cuya función es mantener unidas las diferentes estructuras del organismo. La fabrican los fibroblastos y está presente en todos los animales y en el cuerpo humano.
Se encarga de unir los tejidos conectivos (músculos, tendones, ligamentos, piel, huesos, cartílagos, tejido hematológico y adiposo y órganos). Por esta razón, aporta elasticidad y firmeza a nuestra piel.
La producción del colágeno se va lentificando con el paso de los años y se calcula que a los 40 años el cuerpo produce la mitad del colágeno que producía durante la adolescencia.
Qué dice la evidencia científica
Un artículo publicado en la revista científica Journal of Drugs in Dermatology realizado a través de un estudio a ciegas con placebo concluye que el consumo de colágeno aumenta la densidad de la proteína, la elasticidad de la piel y la hidratación en general. Pero aún faltan más estudios que comprueben su eficacia.
Beneficios de un buen aporte de colágeno:
- Fortalece las uñas y el cabello.
- Previene síntomas de osteoporosis.
- Tonifica articulaciones, tendones y ligamentos.
- Mejora la firmeza y elasticidad de la piel.
- Previene o retarda la aparición de arrugas, líneas finas y celulitis.
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