Dos viviendas, una ubicada en zona sudoeste y otra en zona sur, fueron presa de los disparos por parte de desconocidos. Un método de amedrentamiento que ganó las calles rosarinas en un espiral de violencia sin fin que deja como coralario la frágil situación de las barriadas más alejadas del centro.
El primero de ellos, fue pasado las 20 en Necochea al 3800, pleno barrio de La Tablada, donde este tipo de ataques, sumado a los crímenes por ajustes de cuentas, se volvieron frecuentes. Esta vez y sin escrúpulos, montados a una moto color gris de alta cilindrara, desconocidos pasaron por la cuadra a toda velocidad y dispararon a mansalva. Los tiros impactaron sobre un auto que estaba estacionado en la vereda y sobre la puerta de una vivienda que se encuentra frente al auto.
Por el susto ocasionado ante las detonaciones, una mujer de 43 que vive en la casa atacada, llamó a la policía. A la llegada de los uniformados se solicitó al presencia le Gabinete en Criminalística logrando preservar una vaina servida en el lugar. Luego se le consultó a la mujer si el vehículo era de su pertenencia, quien respondió que no, además de manifestar desconocer a los atacantes y sus motivos. Intervino la Comisaría 15° y Fiscalía de Flagrancia.
El otro ataque fue en las primeras horas de la madrugada en Rio de Janeiro al 3100, en la zona de Villa Banana. Una mujer denunció que la casa donde vive había sido baleada. Ante dicho llamado se remitió un móvil policial para constatar el hecho. Al arribar el personal, la victima mostró la puerta de ingreso de su casa con varios impactos y un cristal de la misma roto, posiblemente a causa de los disparos. Horas más tarde se hizo presente personal de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) quienes realizaron el trabajo de rastros para dar con posibles proyectiles. Luego se libró el acta correspondiente para dar aviso a Fiscalía, a cargo en Flagrancia, por la doctora Granate. Posteriormente, se fija el caso bajo la jurisdicción de la Comisaría 32°.
