Al finalizar 2020 habrá 1,2 millones de pobres más entre los niños, niñas y adolescentes (NNYA) de Argentina que el año anterior, según un informe de Unicef elaborado en base a las nuevas proyecciones de caída del PBI que actualizó el que la organización realizó en mayo, que pronosticaba que 750 mil NNYA caerían en situación de pobreza para la misma época, números afectados por la pandemia de coronavirus.
Las nuevas estimaciones presentadas hoy alertan que entre diciembre de 2019 y diciembre de 2020, la cantidad chicas y chicos pobres pasaría de 7 a 8,3 millones, con lo cual el porcentaje NNYA pobres alcanzaría casi el 63% (62,9%) al final de este año.
Unicef basa sus cálculos en datos oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) y los pronósticos del Producto Bruto Interno (PBI) provenientes del Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo multilateral que el pasado 24 de junio presentó las nuevas proyecciones por países que en el caso de Argentina dan cuenta de un incremento de la pobreza infantil de 4,3 puntos porcentuales en junio en relación a la estimación de mayo, pasando del 58,6% al 62,9% actual.
Estos datos forman parte del informe “Actualización de la estimación de pobreza infantil” que presentó Unicef junto a los resultados de la “Segunda Encuesta de Percepción y Actitudes de la Población. Impacto de la pandemia y las medidas adoptadas por el Gobierno sobre la vida cotidiana de niñas, niños y adolescentes”.
La encuesta de Unicef muestra que, más allá de la apertura de actividades, de la flexibilización de la cuarentena en parte del país y del programa de asistencia al trabajo y a la producción, aún hay 2,6 millones de hogares que tienen sus ingresos laborales reducidos, lo que representa 45% del total.
La representante de Unicef Argentina, Luisa Brumana, destacó que -en este contexto- el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) alcanza al 47% de los hogares, frente al 22% que lo recibía en abril.
“Son 13 millones de personas que habitan en 2,8 millones de hogares donde al menos un miembro recibe el IFE”, dijo Brumana y señaló que la continuidad de los programas de protección social “es clave para evitar que más hogares caigan en la pobreza extrema”.
“Deben redoblarse los esfuerzos para que ninguna familia en condiciones de vulnerabilidad se quede por fuera de estos beneficios”, agregó.
El consumo de alimentos es una de las variables en las que impacta con más fuerza la disminución de los ingresos en los sectores vulnerables.
Los programas alimentarios como la Tarjeta Alimentar alcanzan a 36% de los hogares (frente a 19% en abril); el porcentaje de hogares encuestados que dejó de comprar algún alimento por no tener dinero disminuyó levemente de 28 a 26% de acuerdo al informe.
No obstante, la concurrencia a comedores populares aumentó (pasó de 8% a 10%) y mejoró notablemente el acceso: en abril 8% de las personas que concurrieron a un comedor reportaron problemas para acceder o retirar viandas; en julio este porcentaje se redujo a 1%.
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