Este sábado se cumplen 20 años del atentado a las Torres Gemelas, perpetrado el 11 de septiembre de 2001 en New York, que dejó el saldo de 3 mil muertos, miles de heridos y marcó un hito en el mundo occidental, caracterizado por el surgimiento de un nuevo enemigo geopolítico: el terrorismo.

El ataque incluyó, además, uno similar contra el Pentágono, base de operaciones militares de Estados Unidos en Washington y otro en un campo en las afueras de Pittsburgh (Pensilvania), cuya intención era impactar contra el Capitolio, la sede del gobierno.

La estructura norte ardió durante 102 minutos y cayó a las 10.28, en apenas 11 segundos; la sur se incendió por 56 minutos y se desplomó en 9 segundos a las 9.59. El episodio, que ni la más creativa película de ciencia ficción hubiera predicho jamás, estuvo marcado por la desesperación, la muerte y el trauma por lo vivido para los sobrevivientes, que aún sigue grabado en sus memorias.

George Bush Hijo era el presidente del país del norte cuando ocurrió el doloroso suceso. La organización armada Al Qaeda se atribuyó los hechos, lo que implicó el surgimiento de la figura de Osama Bin Laden, líder del grupo fundamentalista paramilitar yihadista, como la encarnación del horror y el hombre más buscado del universo. Desde entonces, su rostro recorrió hasta los rincones más recónditos del planeta.

A un mes de lo acontecido, Bush anunció el envió de tropas a Afganistán para derrotar al enemigo.

El 2 de mayo de 2011, el presidente de Estados Unidos en aquel momento, Barack Obama, anunció que Bin Laden había sido asesinado en Abbottabad, Pakistán, después de diez años de haberse ocultado.

El retiro de Estados Unidos de Afganistán coincidió con la toma de poder por parte de los talibanes desde mayo de 2021 en medio de una crisis social, política y económica de dimensiones, que aterroriza a la población, sobre todo a las mujeres, que habían recuperado derechos tras ser oprimidas durante años.