Un misterio de hace 15 años parece haber sido resuelto. En el desierto de Atacama, más precisamente en un pueblo minero, en el año 2003 apareció una extraña figura: un esqueleto minúsculo, de apenas 15 centímetros, muy parecido a uno humano. Las especulaciones fueron diversas, incluso hasta se pensó que podría tratarse de un alienígena. La respuesta finalmente llegó, algo demorada, pero ayudó a terminar con la incógnita.
La ciencia genética identificó a la ‘mini momia’ como una niña nacida con raras mutaciones genéticas, según aclara el estudio de su ADN realizado por la Universidad de Standford. Los científicos se refirieron a este suceso como ‘fenotipo’, transformaciones vinculadas con el enanismo y otros trastornos del crecimiento.
Los expertos analizaron el estado en el que se encuentran los huesos y determinaron que ‘Ata’ (así se identificó a la estructura) debió de haber nacido muerta o fallecer poco después del nacimiento, no hace más de 40 años.
Su «llamativa» apariencia, a la que los científicos ser refieren como fenonipo, puede explicarse como un puñado de raras mutaciones genéticas, algunas ya conocidas y otras recién descubiertas, que están vinculadas con el enanismo y otros trastornos del crecimiento y de los huesos.