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jueves 02 de mayo del 2024

¿Se acaba la rabia?

Sin dudas el Juicio a Los Monos cambiará la historia rosarina. Pero no hay que encandilarse con espejos de colores. Si se confirman las especulaciones de los acusadores, la ciudad no se va a librar del crimen organizado. Mientras exista una demanda habrá una oferta y mientras el Estado descuide a los ciudadanos, los ilícitos florecerán en todas las esquinas.

En el banquillo de los acusados habrá solo veinticinco personas; que bajo ningún punto de vista pueden ser los únicos responsables del Crimen —con mayúscula, como institución— de nuestra ciudad.

Cuesta creer que solo trece policías colaboraban con una banda que, se cree, se adueñó de media ciudad.

Tampoco suena verosímil que menos de cinco individuos se hayan ocupado de lavar los millones de pesos mensuales que, se presume, generaban Los Monos. Ese dinero no fue reinvertido en barrio La Granada o en Las Flores; es casi una certeza que esos activos fueron lavados en oficinas oscuras del centro de la ciudad por hombres de corbata y no usados para el consumo fastuoso de carreros desdentados y chicos en moto con gorrita. La mayor parte de la plata sucia circula por la peatonal, no por los territorios cercanos a Avenida de Circunvalación.

Sería estúpido pretender que todos nuestros problemas se solucionen con un juicio, pero son datos que hay que tener presentes.